Diario de a bordo (7)
El libro está registrado. El título permanecerá anónimo hasta que os pueda contar algo bueno, esperemos que no tarden demasiado en llegar las buenas noticias. En mi futuro más próximo hay una participación, en forma de recital, en una sala de exposiciones donde un autor expone sus obras. No más de cinco o seis poesías de mi «arsenal» que de alguna manera se acerquen a la obra de dicho autor. No puedo decir más pero en breve lo anunciaré por las redes sociales.
También tengo en el punto de mira un concurso con el que pienso participar con una versión reducida del nuevo poemario. Será el primer intento en lo que preveo será una serie de intentos bastante extensa. Ya la idea de la autoedición queda atrás por falta de tiempo y dinero.
Por si alguna persona está interesada en introducir algún tipo de obra dentro del Registro de la Propiedad Intelectual, a continuación expongo a grandes rasgos cuáles son los principales pasos para ello:
1. Tener una obra (jejeje).
2. Comprobar dónde se encuentra el RPI de vuestra provincia. A día de hoy se puede hacer todo de manera telemática, y los pasos son los mismos, tan solo cambia el hecho de mandar todo a un correo electrónico.
3. Descargarse los formularios que se correspondan a tu tipo de obra (literaria, teatral, científica) junto al formulario de autor/es. Rellenarlos.
4. Una copia de tu obra, encuadernada y con portada, donde se vea con facilidad el título de la obra y su autor. Muy importante que esté paginada.
5. Con todo esto (formularios y copia) ir al RPI y entregar todo. Una vez entregado te informarán de las tasas correspondientes a las características de tu obra (En mi caso fueron 12,34 €, bastante asequible para todo tipo de carteras).
6. Deberás hacer un ingreso de esas tasas en la cuenta bancaria que se te indique y volver al Registro con un recibo que demuestre que ese ingreso ha sido efectivo.
7. Una vez hecho todo esto, se te dará un papel que acreditará momentáneamente los derechos de la obra hasta que en un máximo de tres meses lleguen los definitivos.
¿Por qué «gastar» el tiempo en registrar tu obra? Porque es un auténtico seguro de vida del escritor. Judicialmente se ha registrado esa obra como tuya, por lo que en posibles complicaciones (editores de moral discutible, posibles robos, envío a concursos, etc.) estás totalmente a salvo de la mala praxis ajena. Nadie, salvo tú, tiene la última palabra respecto a tu obra, y la ley te avala.
Ahora tan solo queda saber cuántas páginas le restan a este diario…