Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

Autor: Samuel Cerdera García

Pues soy el humilde administrador de esta página :)
El lenguaje secreto de los pájaros

El lenguaje secreto de los pájaros

El lenguaje secreto de los pájaros

Nos alcanza

Y tan pronto se va

Como un ave levanta el vuelo.

No lo alcanzamos,

Soñamos con tenerlo,

Nos arrancamos el corazón

Y se lo entregamos

A los sauces

Para que lo entierren,

A ver si conseguimos

Entender ese lenguaje.

Sale sucio, despeinado,

Especie de aborto de ave.

Nos ofuscamos, insistimos.

La furia nos alcanza;

El ave es declarada radical de fuerza

Que debe ser extinta.

La persecución es enfermiza.

Pero nos aterra ver

Cómo al ser apresados,

Torturados y asesinados,

Los pájaros siguen tranquilos

Entonando su cante

De tercio color madera.

Apresamos las notas

Como si fueran mariposas.

Las encerramos, las grabamos,

Hasta teorizamos con gigantes computadoras.

Es inútil.

Los pocos que quedan ya

Se ríen de nosotros mientras vuelan.

Cazamos al cielo,

Lo mandamos al suelo,

Llega a besar la tierra y eso nos basta.

Imponemos la tierra como

El nuevo cielo.

Apenas quedan unas decenas.

Se refugian,

Pero no por ello dejan de cantar.

Sus dulces sonidos les delatan;

Se delatan ellos mismos,

Quieren ser apresados.

Les juzgamos con dureza,

Tribunal público y encierro privado.

Poco a poco van desfilando por el patíbulo.

Poco a poco se les arranca

Las delicadas cuerdas vocales.

Ya solo queda el último,

Único en su especie.

Mira con tranquilidad

A un horizonte que solo él ve,

Su voz es clara y tajante:

El lenguaje secreto de los pájaros

Jamás estuvo en nosotros…

Habéis cazado un fantasma

Reflejado en un espejo

Que canta con nosotros

A algo que todavía no entendemos.

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Aves muertas (Goya) 1808 – 1812. Óleo sobre lienzo 

Hábitos para leer más (que no mejor)

Hábitos para leer más (que no mejor)

Chica con libro, de Pietro Antonio Rotati (1707-1762)

Bien dicho está en el título. Con esta entrada no pretendo dar indicaciones con la intención de leer mejor, sino para hacerlo en mayor cantidad. Hay que tener en cuenta que esto en casi todas las ocasiones no es lo adecuado; en lo personal prefiero media hora de lectura de calidad que cuatro horas donde apenas me estoy enterando de lo que leo. Ante la duda mejor calidad que cantidad. Pero como sé que hay gente que cuando lee puede aprovechar cada minuto de ese rato, me incluyo entre ellos, se me ha ocurrido hacer una pequeña entrada con ciertos consejos para poder aprovechar esos pequeños espacios que nos deja la rutina, en este caso, para leer más y más:

1. Déjate un libro de lectura fácil en el cuarto de baño:

Tardarás eones en terminarlo, quizás no haga falta; puede ser un libro al estilo de enciclopedia donde durante cinco minutos -o lo que cada uno tarde en hacer sus necesidades- puedes leer algo distinto. Quizás uno que te cueste mucho leer y no puedas con él más de diez minutos, es la excusa perfecta para leerlo poco a poco. Tal vez un libro de mierda -juejuejue- que quieras leer pero al cual no quieras dedicar demasiado tiempo. Si no te apetece tener un libro de lectura en el baño, coge el que estés leyendo en ese momento. Lo importante es que dejes el móvil lejos del baño. Lee durante el rato en el cual estarías echando un vistazo a Twitter o Instagram. Hablando claro, que cuando te entren ganas de cagar lo primero que hagas sea coger un libro para leerlo mientras.

2. Lleva siempre un libro encima:

Mejor si es el que te estás leyendo, así lo aprovecharás mejor. La vida está llena de momentos en los que hay que esperar: cogiendo el bus, haciendo cola para papeleo, esperando la comida… Es inevitable. Lo que sí se puede cambiar es lo que haces mientras esperas… Normalmente estar con el móvil -al final la entrada podría resumirse en «lee en vez de estar con el móvil», al estilo madre enfadada-. Pero gracias a tener un libro al lado, aunque parezca una tontería, lecturas de cinco o diez minutos durante el día que se van juntando pueden hacer que ganes una media hora, o incluso más, de lectura completa, lo cual no es poco. Sí, es incómodo tener que llevar siempre un bolso o lo que sea para tener el libro cerca, pero al final uno se acostumbra, y merece la pena.

3. Lee por las noches:

Es algo que mucha gente hace, pero también hay mucha gente que no. Lo llevo haciendo toda mi vida y es perfecto. Da igual que estés cansado y sepas que no vas a leer más de diez minutos porque se te cierran los ojos, hazlo. Aparte de ganar tiempo de lectura en una situación donde no harías nada -o de nuevo, estarías con el móvil- ayuda a dormir mejor. Suele funcionar especialmente bien en los días de insomnio, donde crees que nada te hará dormir. Al leer cansarás la vista, y tener los ojos fatigados es una de las mejores cosas para dormir, ya que facilita todo.

4. Rutina de lectura:

Oblígate a tener una rutina de mínimo una hora al día de lectura. Organiza el día. Si no tienes tiempo invierte menos horas o minutos al resto de tus actividades y suma el tiempo quitado de todas para leer. Desde luego esto requiere sacrificar interés ante otras actividades que uno pueda realizar, pero si uno necesita leer más, quizás hay que restar tiempo a otras realidades de nuestra vida. Con una hora de lectura «obligada» al día está bien. Si sumamos el rato de por la noche, el del baño y el de las horas muertas, quizás tengamos dos horas al día, que es más que suficiente. Luego si alguien quiere añadir más horas libre es, pero lo más importante de todo es intentar que ningún día esa rutina se salte; la rutina se convierte en rutina por repetición. E insistiendo en ello poco a poco la rutina deja de costar para pasar a ser algo que buscamos.

5. Clubs de lectura:

Nunca lo he probado, pero es una excusa perfecta para socializar a la vez que te impones leer algo, por tonto que sea. Conoces a gente con tus mismos gustos y te propones una meta de lectura a la semana. Si estás en uno de esos momentos en los que no sabes lo que leer, lo impuesto por el club te servirá para no tener que pensar en ello y leer lo que se ha propuesto. Y lo mejor de todo, tendrás a alguien con quien poder hablar de la lectura.Una de las peores cosas de leer en solitario es que después de leer un libro que, por ejemplo, te ha encantado, no tienes a nadie con quien compartir esa experiencia. Yo lo hago a través de reseñas, pero lo verdaderamente bonito es poder hablar de lo que el libro os ha transmitido en persona. Si un club de lectura no te convence, simplemente ponte de acuerdo con un amigo o amiga para leeros el mismo libro. Lo único que tenéis que hacer es hablar de él una vez que los dos lo hayáis terminado.

6. Vete a lo seguro:

Si prefieres cantidad a calidad, vete a lo seguro. Con esto quiero decir que no te arriesgues con las lecturas y dirígete siempre hacia algo que sepas que te va a enganchar. Lo malo de intentar cosas nuevas es que en ocasiones no hay otro remedio que dejar libros a la mitad y abandonarlos, y esto podría ser considerado tiempo perdido. Para evitar esto haz una lista de los géneros y autores que más te han convencido y simplemente echa vistazo a libros que se encuadren en ese eje; no vas a fallar. Tienes casi la plena seguridad de que leas lo que leas te va a enganchar, y por ello vas a leer más. No es algo con lo que esté de acuerdo. A mí me encanta probar cosas nuevas, pero tengo que admitir que este consejo funciona; si no arriesgas siempre aciertas.

Opcional: audiolibros

No soy demasiado fan, lo he intentado y la inmersión es mucho menor que con la lectura tradicional, pero uno gana mucho tiempo, como es obvio, ya que mientras escuchas la narración puedes hacer cualquier otra cosa. Recomendaría un libro de lectura sencilla, no demasiado complicados, que se puedan entender con facilidad escuchando a alguien narrándolos. Hay aplicaciones gratuitas en Internet bastante decentes, aunque siempre se puede ir a lo legal y aventurarse a comprar un audiolibro de la manera tradicional. Quién sabe, a lo mejor uno se engancha y es algo que merece la pena hacer.

Pequeños consejos que espero os sirvan.

Más recuerdos

Más recuerdos

La mente en ocasiones decide guardar ciertos momentos de nuestra vida pasada como por capricho. Ya conté uno por aquí. No significan absolutamente nada -o eso creo- ya que la mayoría de ellos son baladíes; si no los tuviera nada cambiaría en mi vida. Ni siquiera me hace más feliz tenerlos en mi interior, pero por algún motivo que desconozco, ahí están. Y además son incluso más potentes que los recuerdos de los momentos más relevantes de mi vida; algunos hacen que todavía a día de hoy siga teniendo una sensación dependiendo de lo que estos recuerdos me transmitan.


Por ejemplo tengo la instantánea de mi yo de cinco años, no creo que más, tal vez algo menos, llorando a moco tendido. Algo que mis padres habían puesto para cenar no me gustaba, y como es obvio, lloraba para demostrarlo. El berrinche fue bestial, así que mi madre, sabiendo el especial cariño que tenía por mi hermano, me enseñó una salsa «especial» que mi hermano había hecho exclusivamente para mí -seguramente era mayonesa mezclada con tomate, y ya-. Pero a mí eso no me valió, mi egoísmo estaba en su culmen, por lo que le di un manotazo al papel de aluminio que guardaba esa salsa, y seguí llorando. Pues lo creáis o no, ese recuerdo hace que me sienta culpable todavía por no haber aceptado con cariño ese regalo que me hacía mi hermano. Absurdo, pero así es…


Otro recuerdo al que le tengo bastante cariño, además son varios, pero hay uno en especial que destaca sobre el resto, es el de estar dentro de mi silla de bebé con la capota puesta debido a la lluvia. Es difícil tener recuerdos de una edad tan temprana, pero sé que no es un falso recuerdo, me acuerdo de haber vivido eso. Tengo muy vivo en la mente cómo mi madre cierra la capota y yo veo la luz con un tono más grisaceo. La capota era de plástico traslúcido, también tirando hacia el gris. Sé además el punto exacto donde mi madre pone la capota, apenas unos metros de distancia del médico de cabecera al que me solía llevar. Si ahora mismo fuese a ese lugar podría poner el lugar del recuerdo con apenas centímetros de error. De hecho me acuerdo hasta del ruido de la lluvia empezando a caer sobre la capota, con ese característico ruido del agua cayendo sobre un plástico; como un goteo sordo.


Hay otro muy tonto, que casi da vergüenza decir pero que ejemplifica muy bien eso de tener en la cabeza recuerdos que no sirven absolutamente para nada. Después de las clases de la mañana, alrededor de los ocho años, en muchas ocasiones solía volver a casa acompañando a un amigo, Mario se llamaba. Su madre cocinaba muy bien y sobre todo muy distinto que en mi casa, por lo que en más de una ocasión se me antojaba quedarme a comer en casa de mi amigo. Solíamos llamar al telefonillo y su madre nos abría. Pues tengo el recuerdo exacto de una vez que llamamos al telefonillo, pero que en vez de decir «nosotros», nos dio la tontería de decir «Revolución francesa» (con marcado acento francés) y «yeha» (al estilo yankee). Y todo porque en historia habíamos dado las revoluciones francesa y americana. Es increíble que todavía tenga esa cantidad de detalle, pero ahí está.


Hay más, pero creo que con eso se entiende. Los comparto porque me resultan bastante curiosos como para hacerlo, además porque nunca viene mal tenerlos escrito en algún lado por si en algún momento mi mente decide que deben dejar un hueco en mi cabeza. No me acuerdo de lo que comí ayer pero sí sé que hace 15 años puse acento francés para contestarle a la madre de un amigo a través del telefonillo de su portal.

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Las parcas (Goya)

Reseña de «Harry Potter y la cámara secreta» (J. K. Rowling)

Reseña de «Harry Potter y la cámara secreta» (J. K. Rowling)

Hace unos pocos meses hice una reseña de la primera entrega de la saga de Harry Potter. Si alguien está interesado en leerla, haced click en Doge.

Llego tarde a estas lecturas tal y como dije en la anterior reseña, y en esta me he dado aún más cuenta de ello. Intento buscarle lógica, quizás extrema, a todas las acciones de los protagonistas. Ya me quejé de ello anteriormente, y no es justo que lo haga pues aquí lo que prima es la fantasía, pero no puedo evitar hacerlo. Es algo que un niño no buscaría tanto, pero cuando eres adulto ves que sus acciones en ocasiones rozan lo absurdo, incluso para la mente de un niño. Un buen ejemplo de ello es cuando tienen toda la información necesaria sobre quién, o mejor dicho qué, está petrificando a los alumnos de Hogwarts, el terrible basilisco, dirigiéndose por ello a la sala de profesores para contarlo todo. Se esconden en un primer momento en el armario de dicha sala, y al escuchar la conversación, la cual trata sobre el cierre inminente de la escuela ante tales acontecimientos, deciden tomarse la justicia por su mano al enterarse de que la última víctima del basilisco ha sido Ginny Weasley, hermana de Ron. Deciden enfrentarse a un animal mitológico, al posible heredero de Slytherin, ellos solos, teniendo la oportunidad fácil, y obvia, de pedir ayuda a los profesores. No tienen por qué tener ningún miedo, el profesorado accedería a cualquier premisa antes que cerrar el colegio. Esa tenaz insistencia en que nuestros tres queridos protagonistas sean los únicos que se dan cuenta de lo que sucede en el colegio -colegio dirigido por el **** Dumbledore, uno de los más grandes magos de toda la historia- es algo que no me termina de calar, demasiado artificial y buscado a trompicones. El torpe de Harry Potter siempre está ahí en medio por casualidad. Destino sí, pero un destino que a veces cansa. Otro ejemplo de estas acciones poco lógicas es el hecho de mantener a Lockhart como profesor; es obvio que los profesores conocen su ineptitud. Supongo que Rowling necesitaba un plotwist a la vez que un personaje ridículo para darle el toque chistoso al asunto.

Esa sería mi principal queja, aunque desde luego hay muchas cosas positivas del libro. Me ha gustado bastante más que el primero. Pese a ser todavía bastante infantil -la saga adquiere un tono más maduro a partir de la cuarta entrega según he podido entender, a medida que crecieron los fans-, por lo menos se ahorra todo lo sentimental referente a los personajes.

Ya entendemos los lazos entre ellos, ahora, más allá de la creación de otros, todo adquiere un tono más narrativo. A mi parecer la narración era bastante más diluida en el anterior libro -todo sucedía de forma más paulatina y como de casualidad-. Aquí los personajes buscan el misterio -la cámara de los secretos- y se topan de lleno con él. Se centra en menos detalles del mundo mágico -los sigue habiendo y se agradece, pues a mi parecer es de lo más interesante en la saga-, y la historia cobra más importancia. Ahora los protagonistas son más activos y van en busca del misterio.

No obstante se nota que los personajes están escritos hacia una perspectiva infantil. El malo es muy malo -Lucius Malfoy por ejemplo, se sabe que es un malo malísimo desde el primer momento de su aparición, el personaje no se mueve de ahí- y que los buenos son muy buenos. Apenas hay medias tintas en cuanto a lo moral. Es esa falta de madurez la que en esta segunda entrega hace que todavía sea bastante infantil todo lo que se respira. Como dije en la anterior reseña, los personajes están muy bien dibujados debido a esto que comento ahora; se distingue muy bien quién es quién, pero eso le quita un poco de «realismo» a la hora de dibujar los personajes; no todos somos siempre perfectos. Pero lo dicho, es un libro para niños, y todo lo anterior dicho por mí sobra. Además, aunque sea dentro de la misma moral, los personajes avanzan a través de la saga y les vemos crecer, lo cual tiene bastante encanto.

Por último me gustaría hacer un apunte algo tonto pero que me tiene bastante cabreado. Me he leído la edición española de Salamandra. Sé que tiene muchas críticas debido sobre todo a la escasa calidad de sus portadas, pero yo tengo otra queja. Es un spoiler horrible, y es bastante fácil ver por qué.

En la portada sale el niño elegido luchando contra el basilisco. Con la espada ya y todo y con el Fenix haciendo acto de presencia. Muy bien que el libro sea principalmente dirigido para un público joven, pero te aseguro que no son (eran más bien, esta edición es bastante vieja ya) lo suficientemente tontos como para no darse cuenta de que la portada destripa algo muy trascendental de la trama, por no decir simple y llanamente que jode totalmente la historia.

Voy cogiéndole gusto a la saga con mis 23 añitos, ya puedo decir que soy medio fan. Estoy esperando a tener un poco de tiempo para leerme la tercera parte y deciros qué me parece.

Agradecimientos

Agradecimientos

Se han sacado bastantes fotos y algún que otro vídeo y lo pondré más adelante en la página web. Ahora tan solo quiero decir unas pocas cosas:

Muchísimas gracias a todos los que habéis venido a la charla. Gracias por apoyarme en un día tan importante como ha sido este para mí. Desde luego también muchísimas gracias a todos aquellos que sé que no habéis podido venir por diversas causas, vuestro apoyo también ha estado siempre ahí. Gracias a todas las personas que poco a poco estáis comprando el libro, os lo agradeceré por siempre y por ello estoy apuntando vuestros nombres en una libreta. Es muy difícil, hasta por compromiso, pretender que a día de hoy personas compren poesía, más incluso siendo poesía totalmente aficionada y primeriza. Autoeditarse es un gran esfuerzo, no tanto para mí, sino para mis padres, quienes de forma totalmente generosa han decidido hacer este sueño una realidad. Por ello ir poco a poco recuperando gastos es una sensación muy agradable. Gracias a todos los que habéis estado, en definitiva, a mi lado, todos estos años, porque gracias a vosotros Poemario estacionario ha sido una realidad. Ya sabéis quiénes sois.

Seguiré haciendo esto hasta el día que me muera, pues es mi pasión. Ya sea con poesía, narrativa o cualquier tipo de cosa escrita (Cerdonio), no dejaré de rellenar páginas jamás.