Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

Categoría: Blog personal

«Hausu» – crítica

«Hausu» – crítica


Hausu es una película que merece más la pena ser vista por su imaginería y puesta en escena que por su trama, clásica y tópica de cualquier película de terror con tintes japoneses. No es una película para cualquier persona; si eres de esos que ansía sobre todo un cine adulto y maduro, que te haga pensar pero para bien, esta no es tu película, pues en ningún momento la película rezuma ni lógica ni sensatez. «Absurda» es la palabra que a grandes rasgos creo que mejor define la película. Para aquellos que los conozcáis, esta obra maestra es como si un director hubiera convertido una canción de «Maximum The Hormone» o «Dog Fashion Disco» en una película. Todo fue grabado en apenas dos meses, con actores sin experiencia debido a que ningún actor japonés con un mínimo de reputación se atrevía a intentarlo. Toho, la productora de la película, llevaba una mala racha por su estancamiento respecto a los guiones, y con lo que aquí hicieron, un auténtico suicidio para algunos, remontó. Iré comentando uno a uno algunos de los distintos apartados del film para que así sea una crítica fácil de leer:

Sinopsis: la película se centra en la figura de Oshare, una joven huérfana de madre que, al enterarse de que su padre ha iniciado una nueva relación con una bella mujer, se niega a realizar su viaje anual con su padre. En su defecto, acordándose de su tía, que permanece desde hace años sola en una mansión en las montañas en espera de su difunto marido, decide ir junto a sus amigas a volver a verla tras diez años de ausencia mutua. Cuando el grupo de amigas llega a la mansión comprueban de primera mano que no todo es tan agradable como lo habían imaginado en un principio.

Personajes: la película no destaca en este apartado, ya que la mayoría de personajes están construidos de forma prototípica. Las amigas de Oshare no dejan de ser personajes tipo que recuerdan mucho a los personajes de cualquier manga o anime. Sus propios nombres nos indican que son personajes vacíos que solo sirven para rellenar. En pocas palabras podrían resumirse de la siguiente manera:

Melody: amante de la música y virtuosa del piano.

Fanta: chica fantasiosa -su nombre proviene de «Fantasy»- y tímida. Enamorada de su profesor.

Gari (empollona): cómo no, lleva gafas redondas. Ella aporta su punto de vista escéptico a las aventuras que experimentan las jóvenes.

Sweet (asustadiza): siempre grita con voz aguda. Totalmente indefensa y pasiva.

Kung Fu: ¿el mejor personaje jamás creado? Chica atlética que recurre a sus habilidades de Kung Fu cuando el peligro acecha. Sí, se defiende de lo sobrenatural a patadas. Gracias a ella la película se rompe de manera increíble, ya que pasamos de una escena donde se toca una melodía preciosa al piano a una en la que esta chica, mediante cabriolas y patadas se deshace del mobiliario flotante de la casa.

Mac (apetito): siempre está comiendo. Dibujada como la clásica chica zampabollos. Personaje muy simple y aburrido.

Oshare: único nombre normal que justamente coincide con el hecho de que sea el único personaje medianamente bien construido.

Pese a la simpleza de la mayoría de personajes, esto ayuda a crear esa sensación de ruptura entre unas escenas y otras, pues gracias a tanto personaje variado el sentido de la cinta puede cambiar de forma muy rápida y abrupta, algo que la hace muy entretenida.

Influencias: imaginaos que Tarantino y Sam Raimi han tenido una hija en el castillo de Osaka mientras que Godzilla arrasa la ciudad, y que mientras se producía esta gestación los dos directores fumaban opio mientras veían anime; pues esas son las influencias de esta película. E incluso con esta descripción tan tonta no se puede del todo imaginar lo que es la película, ya que consigue un estilo muy personal. Es un auténtico caos de influencias que crea un producto novedoso que tardará muchos años en volver a ser visto -si es que alguna vez se ha podido hacer algo semejante a esta película-. Es importante destacar que la película vio la luz en el año 1977, cuando aún faltaban varios años para que Sam Raimi sacara su famosa The Evil Dead, película junto a The Evil Dead II que por sus características creo podría ser la que mejor se comparase a esta. Otros lo hacen con películas como «Rocky Horror Picture Show» o «Suspira». Podemos pasar desde auténticas escenas de artes marciales a escenas idílicas al más puro estilo «shojo» donde las amigas comparten sus historias, todo ello mezclado con música angelical y fondos psicotrópicos. También aparece el gore, por supuesto el terror, el absurdo y los viajes astrales producidos por la droga. La película lo tiene todo en apenas hora y media de duración.

Imagen y construcción: Dios mío, la originalidad de la fotografía y de la creación de las escenas es de lo mejor que he visto en mi vida. Nada más por ello merece ser vista esta película. Desde fondos absurdamente -y a conciencia- mal pintados a efectos psicodélicos cutres propios de un guion realizado con la ayuda de hongos y LSD -no es broma, todos los críticos llegan a la misma conclusión-. Pensando en metáforas, la película podría ser una alegoría de un viaje psicodélico producido por las drogas; todo encaja. Por otro lado, las escenas realizadas con croma en ocasiones están realmente bien hechas para la época, mientras que los efectos dibujados, parece que a mano, desentonan demasiado en la película, aunque esto sin duda también está hecho a posta. Las escenas absurdas se encuentran muy bien acompañadas con planos ingeniosos de cámara, cambios rápidos de punto de vista, música que no encaja con lo que ocurre, flashes a destiempo, música atronadora de fondo, saltos de cámara mal hechos, cronofotografía que no viene a cuento, situaciones incómodas para el espectador -pechos de… menores creo-, actuación de las actrices exagerada -como no podía ser de otra forma en una película asiática- y sucesos que rozan lo inimaginable. Durante treinta minutos la película no te otorga descanso, ya que las situaciones ridículas se suceden de forma vertiginosa.

Desde escenas más o menos tenebrosas como esta:

A otras tan (…) como esta:

(Eso de meter autotune al maullido de gatos no es nada nuevo)

Banda sonora: muy lograda para una película de estas características. Solo tiene un fallo: ellos mismos sabían que consiguieron melodías muy pegadizas y apropiadas, lo sabían tanto que les dio por repetirlas incesantemente a lo largo de toda la película. Apenas compusieron cuatro canciones realmente buenas, pero que suenan demasiadas veces a medida que avanza la trama. Eso sí, tan bien escogido el momento en el que comienzan a sonar que sabes que algo malo ocurre aunque cierres los ojos y decidas no seguir viendo la película. Si por ejemplo Kung Fu comienza a dar patadas, inmediatamente su canción característica suena. Si alguna escena bonita aparece, la canción instrumental suena. Algo muy anime de nuevo, imposible en cualquier película occidental, pues cansaría al espectador. Siempre así. Abajo os pongo dos ejemplos de lo que creo es lo mejor musicalmente -aunque merece la pena escuchar toda la «soundtrack», es bastante interesante-:


Sentido de la película: PUEDE CONTENER SPOILERS, SI OS INTERESA VERLA NO SIGÁIS LEYENDO A PARTIR DE AQUÍ.

La tía de Oshare pretendía atraer a la joven para poseerla, conseguir su cuerpo y así poder sentirse de nuevo joven para continuar con su misión; atraer y matar a chicas jóvenes sin casar, ya que ella permaneció por siempre esperando a su prometido que le prometió que volvería. Como este no volvió, se convirtió en un ser ruin que solo quería hacer daño a los demás. Lo que se deja muy mal explicado es cómo, la ya anciana, consigue esos poderes tan extraños, propios de lo sobrenatural, y creo que he captado cómo. En algún momento de la película se afirma que algunos gatos -refiriéndose a Shiro, el gato mascota de Oshare- pueden abrir un portal con el más allá. Así que supongo que gracias a este gato la anciana puede conseguir esos poderes. Aunque es poseída en cierta parte la muchacha también consigue ganar, ya que cuando su madrastra va a visitarla, gracias a estos nuevos «poderes», consigue su venganza.

Lo que me da pena son las amigas, que sin buscárselo acaban todas masacradas.

 Movie poster illustrates the aunt's cat Blanche sitting on a pedestal before the aunt's house which is surrounded by trees and flames. Text at the bottom includes the film's title production credits, and small portrait shots of the cast members.

Carta abierta

Carta abierta

Esta es una carta abierta a toda aquella persona que desee leerla. En verdad, siendo sincero, tiene unos destinatarios bastante claros, pero por causas ajenas me veo obligado -por prudencia más bien que por anhelo personal- a situar todo desde el anonimato. No obstante, a pesar de estas contrariedades, espero que la intención que reside en la carta llegue de la forma más clara posible a todos aquellos que la lean.

Hablemos de hipocresía y de injusticia. Hablemos de un lugar en la sierra. Hablemos de un pequeño y plácido pueblo rodeado de montañas, vegetación y animales; todo lo que alcanza a la vista, más allá del pueblo, es pura naturaleza. Hablemos de una anciana a la cual solo le preocupan tres cosas: su familia, sus gallinas y sus palomas. No hay en el mundo cosa que le llene más. Ella es feliz en su simple rutina. Esa es su mayor virtud, y para algunos, como entenderéis ahora, parece ser que su mayor defecto.

En un viejo caserón del pueblo esta anciana tiene un palomar, nada más complejo que eso. Esta tradición, la de tener palomares -y todo tipo de refugios para animales- sobra decir que es algo más que común en este tipo de poblaciones; gallinas, ovejas, caballos, vacas… muchos de los habitantes de estos pueblos se valen de la ganadería como forma de vida. Es un pueblo; la vida de sus habitantes casi siempre va a la par que la de los animales que viven en los alrededores. Las palomas gastan el día volando por encima de los techos del pueblo, mientras que por la noche utilizan el palomar como refugio y lugar para alimentarse.

Sí. Dentro de esta escena tan pintoresca hay un gran problema, quién lo diría.

Al parecer las palomas durante el día se posan en los tejados de las casas vecinas al palomar. No hacen nada más natural que posarse en las tejas, defecar -como es normal- e irse. Esto, que para muchos no será más que una escena típica de la naturaleza, ha molestado a varios vecinos del pueblo. Según ellos, las palomas lo «manchan todo con sus cagadas», aparte de mover las tejas del tejado, siendo esto muy peligroso. Son vecinos del pueblo que en parte provienen de la capital. Puedo comprender que estos problemas no son comunes en una ciudad, que molesten a alguien no acostumbrado a ellos, pero lo que no puedo comprender -ni tolerar- es que se hayan atrevido a poner una queja abierta al ayuntamiento del municipio, la cual ha sido leída, revisada, aceptada y tramitada por la alcaldía, conllevando esto la posterior acción del ayuntamiento. Si ellos han tenido la osadía de quitar parte de la razón de su existencia a una casi octogenaria que lleva viviendo toda su vida en ese pueblo, con más derecho que todos ellos juntos de hacer lo que quiera, que me permitan a mí mostrar al mundo lo que en verdad son.

De acuerdo. Vamos a prohibir a las palomas defecar sobre los tejados y posarse sobre los mismos. Eso sí, si nos movemos con esta lógica, lo conveniente y sensato sería también vigilar que otros animales tampoco molesten a los vecinos. Hay que ser democráticos con todos y aceptar todas las quejas que puedan venir.

Impidamos que el saltamontes salte, vaya a ser que alguno se pose en la ropa tendida y esto provoque un susto a alguien.

Impidamos que las golondrinas hagan sus nidos en los tejados, que sus crías crezcan bajo tierra.

Que en la berrea a los ciervos ni se les ocurra hacer ruido. Que oye, mañana trabajo en la fábrica y tengo que descansar bien. Lo mismo al gallo. Que si tiene que cantar al amanecer, lo haga bajito, que no despierte a los niños que mañana tienen clase de inglés. Los grillos chitón, que canten de día, me da igual que no sea su costumbre esa. Eso sí, que la campana de la iglesia doble sin falta cada hora, que su sonido es muy agradable.

Si una vaca deja el plastón en el suelo, que lo limpie, que después huele. Un pueblo oliendo así, no por Dios. Que estamos en el siglo XXI.

Lo estoy llevando a lo absurdo sí, como absurdas son las acusaciones que estos individuos ponen sobre la anciana. Que las tejas se mueven… Dios libre a los vecinos de que un buitre se pose en sus tejados, que toda la casa se viene abajo. Si las tejas se mueven -si es que alguna vez se han movido- quizás la culpa es de ellos mismos; quizás el mantenimiento de sus caserones no es el necesario. Si se quejan de las palomas, que recen porque en invierno junto a la migración de miles de pájaros una bandada grande no se pose encima. Es un pueblo en mitad de la naturaleza, lo que menos te debería preocupar es que un montón de palomas se posen en tu techo. Preocúpate más para prepararlo a una tormenta de sierra o a una granizada repentina. Las palomas no van a destrozar tu bonito chalé, bolas de golf hechas de hielo sí.

Desde luego se quejan de las palomas, pero no de la situación desastrosa de las decenas de perros del pueblo, hambrientos, famélicos, llenos de pulgas y sin un gesto de cariño en toda su existencia; máquinas de matar para la época de caza. Atropellamientos, posibles ataques… Da igual, a mí personalmente me da mucho más miedo una paloma.

Tampoco les veréis quejarse de que en Nochevieja los cazadores del pueblo saquen sus escopetas y lancen salvas cuando llega la medianoche. Dónde va a parar. Es mucho peor un excremento de paloma que varios descerebrados llenando todo de plomo, muy bueno para la tierra por cierto.

Gente del pueblo afectada por las palomas, por favor, un poco de seriedad. Comprendo que queréis casas limpias, relucientes, que queréis enseñar vuestro poder adquisitivo y patrimonio, pero no intentéis anteponeros a la naturaleza. Qué creéis, ¿que si el palomar desaparece así lo harán las palomas? No podemos controlar eso. Aquí somos unos invitados, más en un lugar rodeado de montaña y bosque donde lo humano es lo menor.

Que sobre vuestras cabezas descanse el remordimiento de arrebatarle a una anciana parte esencial de su vida. Espero que os sintáis orgullosos de vuestro triunfo.

Diarios de la purga: contacto

Diarios de la purga: contacto

Me acuerdo a la perfección; cada detalle, cada sonido, cada mirada… Tengo grabado en la mente el momento exacto en el que supe que estaba sentenciado. Miré el reloj sobre mi muñeca derecha, las ocho en punto. La purga anual apenas había comenzado hace una hora, y yo ya estaba perdido. Siempre he tenido muy mala suerte. La gente suele mirarme de forma cínica cuando lo digo, más ahora, como creyendo que exagero y que mi vida no es tan mala… después de todo aquello supongo que saben que en verdad pareciera que tengo una maldición encima. ¿Sabéis lo peor de haber sobrevivido? que ahora creen que soy muy afortunado, incluso me ven como a alguien dichoso que tiene algo por lo cual vivir, que nada de esa mala suerte jamás volverá a perturbarme. Buena suerte dicen… ojalá no hubiera visto el amanecer aquel día de marzo…

Ese día, a las ocho de la tarde del día veintiuno, vi cómo la muerte se acercaba lentamente, como gustándose y deleitando a los enfermos que con sus alaridos completaban la banda sonora de aquella terrible noche. Es curioso, recuerdo el color de los pantalones de cada una de las personas que se encontraban a mi alrededor, pero no lo que yo llevaba puesto. Me sentía como fuera de mí. Mis ojos estaban demasiado fijados en los bates de beisbol y varas de hierro que llevaban algunos de ellos. Sé que mientras estaba gateando mirando hacia mi espalda en mi interior me preguntaba por qué no terminaban ya conmigo; con una pierna medio rota no era ya una amenaza para ellos. Pero nada más preguntármelo yo mismo hallé la respuesta; eran unos sádicos, disfrutaban con ello. Aquella gentuza, en un gobierno normal con cárceles y leyes, hubieran sido sentenciados a cadena perpetua dentro de un centro psiquiátrico de alta seguridad… pero en nuestros tiempos son encumbrados a la figura de héroes, purificadores, libertadores de la auténtica esencia de la vida humana. Aunque nunca les he considerado los peores. A los que más inquina guardo es a esos que, sin mancharse las manos de sangre, disfrutan del espectáculo como si se tratara de una película. La inmensa mayoría paga grandes cantidades de dinero a estos purificadores para que los protejan, permitiéndoles esto ser testigos de atroces asesinatos e indecibles tropelías para llenar su enorme pozo de morbo y sadismo. Es un quid pro quo enfermizo, pero debo admitir, beneficioso e inteligente para ambas partes.

No pude hacer gran cosa por defenderme, tan solo arrojarles toda la basura que iba encontrando mientras me arrastraba. Era un callejón sin salida, lo supe nada más entrar, pero era la única forma de alargar un rato más lo poco que me restaba de vida, o de alargar la agonía de mi muerte si lo pienso ahora. No tenía miedo en ese momento. Sí que lo sentí al principio, cuando por mi ineptitud me vi desamparado en mitad de la purga nada más comenzar la misma. En un principio tenía todo controlado. Siempre he sido soltero, trabajo de oficinista en un curro en el que nadie desearía trabajar, cobro poco y casi nunca salgo. La purga siempre ha sido para mí algo que, pese a intimidante, he sentido muy lejos, como si se tratara de una realidad que ocurriera en otro país. Debido a mi vida, por qué no decirlo, solitaria y aburrida, apenas conozco gente. No tenía por qué temer ninguna represalia por parte de alguien en específico. Y tampoco tenía que temer por los asaltadores fortuitos, ya que estos suelen buscar bloques de edificios o casas donde el botín sea sustancial. Pero me equivoqué. No me enteré hasta meses después de el porqué de mi mala suerte, y cuando conocí la razón de mi infortunio, no me lo pude creer. Mi vecino, vecino al cual casi ni reconocí cuando vi su foto gracias a un amigo. ¿El problema? Mejor dicho, ¿los problemas? ser su vecino y una chica con los datos un poco difusos. Yo estaba recostado en el sofá de mi salón viendo unas películas que el día anterior me preocupé en alquilar. -sí, mientras el resto de la nación se afanaba en comprar toneladas y toneladas de armamento para su defensa, yo decidí alquilar unas películas-. Mientras estaba viéndolas, un ruido ensordecedor rompió la calma de mi apartamento. Fue todo demasiado rápido. Nada más girar la cabeza una chica pelirroja, muy joven y de aspecto feroz me estaba apuntando con su rifle de asalto situada donde antes se hallaba la puerta. Parecía muy preparada para la ocasión. Sé que intercambiamos unas cuantas palabras, pero estaba tan nervioso y asustado que apenas alcanzaba a oír lo que salía de mi boca. Tenía un poco de sangre seca en la mejilla izquierda, cerca de la cual el brillo de un «piercing» llegaba hasta mis pupilas.  Lo poco que recuerdo de aquel momento es a ella propinándome un fuerte golpe en la boca con la culata de su arma mientras me indicaba la ventana. No tuve más remedio que hacerle caso y saltar. Por suerte vivo en un primer piso, y la caída, pese a ser dolorosa, no me provocó más daño. A partir de ese momento entré en una auténtica espiral de horror. No sabía a dónde ir. En los primeros instantes noté cómo mi paranoia iba en aumento a medida que la fuerza del sol iba disminuyendo. No sé en verdad cuántos minutos estuve totalmente quieto, en mitad de la calle, en cuclillas, gimiendo y pidiendo piedad a una sombra que todavía no me había alcanzado.  Solo supe reaccionar cuando noté una gran explosión en el bloque de edificios de mi apartamento. Me levanté quitando las últimas lágrimas visibles en mi rostro y comencé a correr sin rumbo alguno. Todavía desconozco cómo llegué tan lejos corriendo de forma aleatoria sin que nadie me intentara matar. Creo que fue lo único bueno que me ocurrió en esa noche. Perdón por tantas digresiones, pero todo viene a mi mente tal como lo viví, a estallidos.

¿Dónde acabé? Bueno, ya lo sabéis, en un callejón sin salida rodeado de sanguinarios enmascarados deseosos de hacer de mí un montón de huesos y músculos rotos. Me persiguieron durante bastante rato, y daba la sensación de que sabían a donde me dirigían, pues a ratos me pisaban los talones a ratos apenas podía verles al final de la calle. Cuando debido a mi cansancio me dieron alcance, uno de ellos, el que parecía el cabecilla, arremetió con todas sus fuerzas teniendo como objetivo mi pierna derecha. Por aquel golpe y los esfuerzos que hice durante la maldita noche ando cojeando a día de hoy. No es demasiado, pero suficiente como para hacer imposible que olvide lo que viví en esas doce horas. Después de arrastrarme hasta el final del callejón, apoyé mi espalda en el muro del edificio. Todos se quedaron mirándome formando un semicírculo, mientras que los espectadores -así llamo a los que pagan por ver estas atrocidades- se agolparon detrás de los hombres armados que formaban el semicírculo. Eran como un montón de niños que se juntan para ver a los mayores terminar algo que ellos ni en sueños podrían empezar, todo ello con un sentimiento de admiración ciega. La espera fue terrible. Aquellas máscaras no dejaban de mirarme, y aunque no podía verlas, sé que escondían unas atroces sonrisas detrás de ellas. El cabecilla de todos ellos llevaba puesta una máscara veneciana, de esas que tienen una enorme nariz. Pero no era una máscara veneciana al uso. Todos los ornamentos que normalmente suelen ser plateados o dorados eran de colores chillones y poco apropiados: rojos, verdes y azules. Además, en la parte superior, en cada extremo de la frente, llevaba dos dedos humanos que parecían recién arrancados, pues goteaban sangre todavía.

De la conversación que mantuve con ese maniático sí que me acuerdo por desgracia. Se adelantó un poco del grupo, y señalándome con su bate de beisbol y sacando una máscara del bolsillo trasero de su pantalón dijo lo siguiente:

-Vida -dirigiendo su larga nariz hacia la máscara que sujetaba con la mano izquierda. -O muerte- mientras erguía su brazo derecho a la vez que así lo hacía el bate. Su voz era grave y juvenil, aunque no del todo desafiante. Toda su voz sonaba con una especie de resonancia, seguramente debido a la acción de la máscara y del callejón.

No sabía lo que quería decirme. Sé que resulta bastante claro ahora que lo lees desde la tranquilad, pero en esos momentos, con el dolor abrasándome los sentidos y el miedo aflorando en cada músculo, no supe qué decir. Ellos, observando mi lentitud, se acercaron un poco más, estrechando con ello el semicírculo que habían formado.

-¡Es…Esperad! -dije apenas con un hilo de voz saliéndome de la boca-. No entiendo lo que quere…

Antes de que pudiera terminar la frase uno de los enmascarados saltó encima de mis costillas con todas sus fuerzas. Jamás imaginé que alguien pudiera escuchar cómo unos huesos se rompen. Dos de ellas se fracturaron, en tres se produjo una fisura y otra estuvo a punto de rasgarme los pulmones, pero no se partió. El grito fue ensordecedor y del dolor no hablemos, sé que hay palabras para describirlo pero no llego a ellas. Apenas podía respirar, pero gracias a su mensaje mi decisión fue inmediata. Grave error. Este fue el momento de mi sentencia. Ahora suena extraño esto que digo, pero más adelante veréis por qué hubiera sido mejor morir miserablemente en la humedad de ese oscuro callejón.

En un primer instante intenté gritar vida con todas mis fuerzas, pero lo único que salió de mi garganta fue sangre y saliva a partes iguales. Fue cuando el enmascarado se incorporó sobre el cemento del suelo cuando pude rogar por mi salvación:

-¡Vida, vida!

Y tras esas fatídicas palabras, todos vociferaron como inmersos en una enorme alegría. No puedo negar que yo también la sentí, ya que lo que experimenté a continuación fue que todos me rodeaban para cogerme y llevarme a lugar seguro. Mientras me llevaban tumbado fuera del callejón, vi a uno de los espectadores que se apartaba levemente su máscara – de samurái pero de un color rosa fosforito- mientras gentilmente me hacía una reverencia mientras movía de forma elegante uno de sus brazos manteniendo su parejo detrás de la espalda. Cuando salimos del callejón vi una furgoneta totalmente negra aparcada sobre la acera. Parecía un vehículo blindado por ellos mismos, y desde luego no encajaba con sus vestimentas debido a lo sobrio de su decoración. Cuando entramos en la parte trasera aprecié una gran cantidad de aparatos médicos; era una especie de quirófano portátil que utilizaban para sanar sus heridas durante el día de la purga. El blanco impoluto fue manchado por mi sangre, ya que nada más tumbarme en la camilla el suelo comenzó a llenarse de ella. Cuando estuve más o menos tranquilo, el más alto de todos ellos, ayudado de otros tantos me inyectó gracias a una jeringuilla algo en el brazo. Al principio pensé que se trataba de alguna inyección letal y que todo aquello solo lo hacían por sentir más el placer de la desesperación que se desprendía de mí, pero no, de nuevo me equivoqué. Pasada una media hora comencé a sentirme mucho mejor. Seguía siendo consciente de quién era y de qué había pasado, pero el dolor había disminuido y el miedo parecía ya cosa del pasado. A continuación intentaron curar mis heridas lo mejor que pudieron. Me administraron cremas y me vendaron allá donde mi cuerpo estaba herido, y la verdad es que lo hicieron francamente bien. Cuando me levanté el dolor era apenas una molestia, y aunque cojeaba y me costaba respirar, podría haber vuelto a casa -o lo que quedaría de ella después de esa explosión-. Pero fui un iluso, ya que haber escogido «vida» no me iba a salir tan barato.

Cuando pude salí de la furgoneta todos ellos volvieron a situarse en un semicírculo a mi alrededor. Los espectadores, nada más yo poner mi suela sobre el pavimento, comenzaron a aplaudir como si aquello se tratara de una proeza. Ya no sabía qué pensar; me parecían personajes muy extraños. Para participar en la purga se estaban comportando de una forma demasiado cordial, y alguna segunda intención tendrían que esconder. Y acerté. Cuando pude erguirme lo suficiente como para mirar de frente al cabecilla, este me dijo:

-Aquí te devuelvo tu vida.

Y a la vez que pronunció estas palabras, me entregó una máscara.

Diarios de la purga

Diarios de la purga

Me acuerdo a la perfección; cada detalle, cada sonido, cada mirada… Tengo grabado en la mente el momento exacto en el que supe que estaba sentenciado. Miré el reloj sobre mi muñeca derecha, las ocho en punto. La purga anual apenas había comenzado hace una hora, y yo ya estaba perdido. Siempre he tenido muy mala suerte. La gente suele mirarme de forma cínica cuando lo digo, más ahora, como creyendo que exagero y que mi vida no es tan mala… después de todo aquello supongo que saben que en verdad pareciera que tengo una maldición encima. ¿Sabéis lo peor de haber sobrevivido? que ahora creen que soy muy afortunado, incluso me ven como a alguien dichoso que tiene algo por lo cual vivir, que nada de esa mala suerte jamás volverá a perturbarme. Buena suerte dicen… ojalá no hubiera visto el amanecer aquel día de marzo…

Tengo en mente comenzar una serie de diarios inspirados en la película «La Purga». Mi intención es que al menos una vez a la semana aparezca en la página web una entrada de estos diarios. Intentaré que no sean demasiado extensos, con la intención de facilitar su lectura y que resulte más ameno. No hay más pretensión que la de entretener, entretenerme y disfrutar escribiendo.

Espero que ese primer párrafo os haya llamado la atención y tengáis curiosidad por saber qué le paso al autor de esas líneas.

http://losinterrogantes.com/wp-content/uploads/2016/07/Critica-Election-la-noche-de-las-bestias-16.jpg

Riojanismos

Riojanismos

La Rioja, comunidad autónoma por casualidad, pese a ser un lugar de escaso tamaño, culturalmente es bastante interesante. Siendo casi en su totalidad rural, palabras y dichos antiguos -amén de otras realidades culturales- que han dejado de utilizarse en el resto de la geografía española siguen siendo un hecho aquí, por lo que su léxico resulta sugerente. En Internet pululan varias listas de riojanismos, muchas de ellas acertadas pero otras tantas erroneas, ya sea por incluir demasiadas palabras ya sea por quedarse cortas. En esta que pretendo realizar a continuación no abusaré de términos, ya que mi intención es introducir en exclusiva aquellos que continúen siendo utilizados a día de hoy. Uno de los fallos más frecuentes en las listas mencionadas anteriormente es el de introducir léxico perdido, que por otra parte es a su vez léxico perdido de otros lugares de España. Es una lista sencilla, de principiante, sin ninguna pretensión, así que no esperéis entradas propias de un diccionario. Por último deseo añadir que no dudéis en contactar conmigo para introducir algún término o frase ausente que vosotros consideréis pueda ser un riojanismo. Dicho esto:

No he guardado un orden alfabético perfecto-

Ababol: amapola. En la Rioja alguien tonto, poco espabilado y algo parado.

Aburar: más allá de «quemazón» o «quemar», también se utiliza para hacer referencia al escozor o picor que produce la picadura de un insecto.

Afeque: significaría algo como «ala», «hostia». Más oído en la Rioja baja.

A rejón: llevar a alguien sobre los hombros o sobre la espalda, como «a caballito». Hasta ahora creía que era una expresión utilizada comunmente en toda España.

Ahí en eso: expresión que quiere decir «en cinco minutos», «en un momento» o «enseguida».

Apamplao: curiosamente este término también se utiliza bastante en Málaga, casualidades que te da la vida. Quiere decir algo como «despistado» o «atontado»; que no se entera de nada.

Abeldar: limpiar el grano de la paja lanzándolo al aire junto a la misma.

Abrego: viento del sur. Término rural que no obstante también aparece en otros territorios de la península ibérica.

Aguachirri: tiene significados MUY variados a lo largo de todo nuestro país, desde «diarrea» hasta «bebida de mala calidad». Aquí en La Rioja la palabra se refiere a esa lluvia medio helada, especie de agua nieve, muy fina y por ello difícil de ver. A saber el porqué de ese cambio de significado.

Ajuntarse: hacerse amigo de alguien, crear camadería.

Aldraguero: mentiroso, el clásico «mete mierda». Por lo que he visto también se dice en Navarra.

Allegar el plato: terminarse todo el contenido del plato servido. Pensaba que era algo que se decía en toda España, pero al parece no es así.

Aivalo/a: expresión de sorpresa al igual que «¡Dónde vas!» o «¡Qué haces»!

Andurriar: ir de un sitio a otro sin rumbo fijo.

Babute: bobo, tonto, necio. Seguramente viene de «bobo», con la añadidura del sufijo despreciativo «ute».

Baldragas: alguien zafio, con un aspecto sucio o simplemente desgarbado.

Bobolahabas: más de lo mismo, «tonto» o «idiota».

Borraja: planta comestible. Tiene otros muchos nombres. El más común es burraja o borraga.

http://ecoagricultor.com/wp-content/uploads/2013/11/propiedades-usos-borraja.jpg

Cachiburrio: el coordinador de los danzadores típicos de La Rioja. Eso o algo muy mal hecho.

Cagaprisas: alguien impaciente que mete presión a los demás para que hagan las cosas más rápido. Personalmente creo que no se trata de un riojanismo, porque es una palabra que he escuchado en más sitios, pero al estar en todas las listas me veo obligado a incluirlo.

Cagurria: excrementos de animales como cabras y ovejas. En general, mierda del ganado menor. Es un término bastante rural, así que no descarto que se utilice en más lugares.

Cagüen en: para cagarnos en algo cuando estamos enfadados, los riojanos nos cagamos en:

Cagüen sos: oída también en Navarra. Se dice que el origen de este dicho es debido a que Fernando el Católico era de Sos, un pequeño pueblo de Zaragoza. Aquí desconocemos ese interesante dato, simplemente suena muy bien.

Cagüen la virgen: las vírgenes tienen mucha importancia en la religiosidad de los pueblos de La Rioja. Cada uno tiene una casi en exclusividad. Todo esto desemboca lógicamente en improperios hacía lo beato.

Cagüen la hostia: no lo tengo claro, pero supongo hace referencia a la «Hostia consagrada», así que de nuevo es un insulto hacia lo religioso.

Cagüen la puta de Haro: explicaré más adelante quién era la puta de Haro y por qué nos cagamos tanto en la pobre.

Cagüen riau: los maños también lo utilizan muchísimo, pero nosotros no somos menos. No sé si tiene relación con la pieza musical típica de Pamplona, lo desconozco.

Cagüen dioro: no sé lo que es dioro, pero suena bien.

Canilla: uno de los más típicos. Significa grifo. Es el término utilizado para «grifo» en gran parte de los países de habla hispana de Sudamerica. Que esta palabra solo se diga en La Rioja se trata probablemente por la gran cantidad de inmigrantes cameranos que por necesidades económicas tuvieron que viajar a lo largo del siglo XX a América del sur en busca de una mejor vida.

Canso/a: una persona pesada o molesta, que nunca te deja en paz debido a su insistencia.

Cencerro: persona que no deja de hablar.

Caparrón/caparrones: alubias rojas siendo exactos, aunque al final se utiliza como sinónimo general de alubias. De hecho en los pueblos es raro que les llamen «alubias».

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Cenaco: una persona que va muy sucia.

Chamizo: especie de cuarto o local perteneciente a una panda de amigos donde hacen vida para divertirse.

Chirimiri: también se dice en el País Vasco. Lluvia muy fina, como el «calabobos».

Cortapichas: también llamado «tijereta» -creo que este es el término más común-. Es este bichillo.

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Corrusco: parte extrema del pan, normalmente aquella que se encuentra más tostada. Es la pronunciación relajada y coloquial de «cuscurro».

Chorra: nuestra arca de la alianza. Nuestra Biblia. Nuestro jardín del Eden. Sirve absolutamente para todo. De forma MUY general significa pene, rabo… Pero si juntas este término con otros una especie de Big Bang aparece. En su forma originaria hacía referencia a la parte del campo que se quedaba sin arar.

Bobochorra: uno de los infinitos términos raros que tenemos para decir «idiota». Y empezad a acostumbraros a ver la palabra «chorra» bastantes veces, porque tiene tela.

Qué chorra más da: equivaldría a «qué más dá» o «no importa». Cuando algo carece de importancia siempre decimos esto.

Tontochorra: lo mismo que bobochorra. Si te lo dicen es que eres idiota.

Ande chorras vas: se dice cuando quieres saber el rumbo de una persona.

Qué chorra dices: cuando una persona manifiesta algo que consideras no tiene fundamento alguno, dices esto.

Más tonto que chorralambrada, que por cuatro duros se dejo alambrar sus partes íntimas: cuando alguien es realmente estúpido y carece de materia gris. Una chorralambrada es una especie de protección o barrera que antiguamente, en los campos cercanos a los ríos de la Rioja, se colocaba en la orilla para impedir que las subidas del cauce del río echarán todo a perder.

A mí qué chorra me importa: cuando algo no es importante para ti, ya sea una información otorgada por otra persona o un acontecimiento, lo dejamos ver con esta frase.

Eso lo hago yo con la chorra: cuando quieres demostrar que los demás son unos incompetentes y tú no, pronuncias esta frase con todo el desdén posible que puedas.

¡Qué chorra tienes!: cuando alguien, sea por lo que sea, ha tenido mucha suerte, se dice esto.

Qué chorra andará haciendo: cuando tienes auténtica curiosidad por saber en lo que está ocupada una persona.

Chorrada: algo sin importancia.

Eres más tonto que mear en pared: por eso de que te salpicará supongo. No tiene más misterio.

Estomagante: me lo dice siempre mi madre. Alguien fastidioso, cansino, que sobra. Palabra de diccionario pero que aquí tiene mucho uso.

Estás más loco que Arqués: Arqués era un señor que heredó una finca en la cima del monte Cantabría, cerca de Logroño. Debido a unas riñas entre familiares, el pobre Arqués quedó postrado en cama durante una buena temporada. Al poder levantarse de nuevo del lecho, él ya no era el mismo, y su salud mental se había visto afectada. Una de las locuras que realizó, la más famosa -puede ser pura leyenda-, fue la de poner en su finca exclusivamente una puerta, sin cerramiento alguno. Todos los días, en sus paseos, iba a esta finca, y si no traía las llaves con él, inexplicablemente volvía a cogerlas.

Chiguito: significa «chaval». Si soy sincero jamás he escuchado esta palabra, pero aparece en bastantes listas, así que me fío. También parece ser una palabra muy utilizada en Palencia.

Golorito: significa jilguero.

La puta de Haro: no tengo la seguridad de que este sea el origen de la frase, pero allá voy. Gaspar de Haro era un noble del siglo XVII muy importante. Diplomático y político, era conocido por su vida de excesos, entre lo que podéis imaginar se encontraba el pasar la noche con prostitutas. De ahí podría venir el dicho, aunque no estoy para nada seguro. En La Rioja hay un pueblo llamado Haro, así que la historia podría ser otra muy distinta.

Limaco: babosa, pero no cualquiera, sino esta especie en específico:

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Logroño, en ti lo gano en ti lo como: a veces viene precedida por «Santo Domingo de la Calzada, pan, vino y carne asada. Logroño, en ti lo gano, en ti lo como». No tengo claro la procedencia de este dicho, pero quiero imaginar que se trata de que Santo Domingo era el lugar donde se producía toda la alimentación que finalmente acababa siendo comprada y consumida en la capital de La Rioja, Logroño, donde se encontraba lo más seguro gran parte de los puestos de trabajo.

Lorenzo: sol. Sé que es un término muy universal, pero he notado que en La Rioja lo utilizamos mucho más de lo normal.

Más cojones que el caballo de Espartero: escuchado en todo el territorio nacional, pero podría tener su origen en Logroño. En el centro de la capital riojana, en la plaza del Espolón, se encuentra una estatua ecuestre de Espartero -que NO era riojano-. El caballo tiene los dos huevos muy bien tallados. Y de ahí la expresión. También se encuentra otra estatua similar en Madrid, la cual comparte la dimensión considerable de los testículos del caballo.

Más guarro que la Tarros: otros añaden «que se bajaba las bragas a peos». Cuando alguien es muy guarro. No he conseguido averiguar quién era la Tarros.

Más vago que la chaqueta de un caminero: en relación con mi familia. A mi abuelo solían llamarle «caminero». Él trabajaba de cartero por los distintos pueblos de la sierra, y a la hora de repartir las cartas siempre lo hacía con la chaqueta puesta. De ahí lo de vago, pues el ropaje en cuestión nunca se movía de los hombros de mi abuelo. En Cameros -zona de sierra en el Sistema Ibérico riojano- suele ser una frase que a veces puedes escuchar.

Metete: alguien que se quiere enterar de todo, que se mete donde no le han llamado. Un «metomentodo».

Mierdasol: un insulto cualquiera. Supongo que era «mierda al sol» -por eso del olor- y que poco a poco se fue transformando en lo que nos ha llegado a nosotros.

No seas Babieca: cuando alguien está actuando de forma irracional, o simplemente no compartes su opinión, tú le sueltas esto, queriendo decir que no sea cabezón o demasiado simple.

Pantaloneta: otro de los clásicos. Son unos piratas, shorts o bermudas. Mejor explicado -gracias Teresa-.

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           Camisa (manga larga)                                camiseta (manga corta)

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           Pantalón (hasta los pies)                          pantaloneta (hasta las rodillas)

Pella: sinónimo de coliflor. Presente en todo el ámbito nacional, pero aquí muchas personas jamás llaman «coliflor» a la pella, por lo que decido incluirlo.

Picaraza: sinónimo de urraca. Hay localidades en La Rioja donde nunca se le denomina «urraca».

Piqueta: herramienta de albañilería. Se le suele llamar de otras formas, como zapapico o alcotana. Aquí en la Rioja prima el primero.

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Pirivuelta: voltereta, dar una vuelta en el suelo verticalmente sobre ti mismo.

Pocha: alubia blanca que se come antes de que llegue a la plena madurez.

Potorro: bueno, ya sabéis. También oído en otras zona de España, pero en La Rioja existente con mucha incidencia.

¿Pues?: sirve para pregunta ¿Por qué? Lo utilizamos casi hasta en exceso.

Que te corte Pastrana un traje: más o menos desear la muerte de alguien o avisar a una persona de que lo que va a hacer es una verdadera locura. Pastrana es el nombre del tanatorio más antiguo de Logroño, así que me atrevo a afirmar que de ahí viene el origen de la expresión.

Qué vida: pregunta para interesarse por otra persona. También sirve como saludo.

Quinito: juego de dados para beber muy típico de La Rioja.

Rabo lechón: otro insulto, semejante a tontaina.

Rodilla: trapo de poca calidad para limpiar, generalmente en la cocina.

Santo Domingo de la Calzada, cantó la gallina despues de asada: en la Rioja tenemos gallinas que cantan después de asadas. Todo esto proviene de una leyenda muy interesante y un poco larga para ser aquí narrada. Si queréis conocer el origen de esta famosa expresión, pasaros por aquí.

Ser un tonto l’haba: por eso de que en los roscones de reyes, cuando te quedas con el haba, te toca pagar.

Sí por los cojones: otra expresión muy típica. Cuando quieras decir «no» de forma rotunda, si estás en La Rioja simplemente di esto. Funciona.

Sin más: muletilla por excelencia de los riojanos. Dicen que lo decimos mucho. Nosotros lo negamos. Pero en verdad la decimos demasiado.

Zambo: el que anda patizambo, con las rodillas juntas y arqueadas.

Zarrias: alguien torpe y descuidado. Es un cambio fonético de la palabra «zarrio».

Zurracapote: bebida típica de La Rioja -y de gran parte del norte de España-. Consiste en vino tinto, al que se le añade naranja, limón, melocotón, azúcar y canela para que se mezclen los sabores.

Y ahora unas pocas expresiones cortesía de la abuela de mi novia:

Ya estamos en Haro que se ven las luces: Haro fue una de las primeras poblaciones de España en poseer alumbrado eléctrico público -junto a Jerez-. Cuando los viajeros veían luz artificial en la noche sabían que se estaban acercando sin duda a la población riojana.

¡Agua que se quema el Ebro!: no he podido encontrar el origen de este dicho.

A todo esto hay que juntar nuestro tono cantarín -con el acento gallego de algunos lugares de la Rioja Baja-. También nuestro condicional riojano:

-No es «Si fuera/fuese rico» es «Si sería rico» y está bien en lo hablado, porque es algo de aquí aceptado como voz típica de La Rioja.