Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

Sueño cumplido

Sueño cumplido

Estoy a menos de una hora de cumplir un sueño, y podría morir tranquilo. Y ya está. Sin necesidad de escribir chorradas. Podría no escribir nunca más, aunque eso sí que es una auténtica chorrada. Pero ahora me siento así, pleno. Hasta me tiemblan las manos un poco por la emoción. Si esto fuese escrito a mano sería una cursiva asustada. Y es un trozo de papel entre dos trozos de plástico, pero lo que cuesta rellenar de negro esos trozos de papel… Cada lágrima y sonrisa expresada de mil maneras que ni yo mismo entiendo. Y ya.

Reseña de «After Dark» (Haruki Murakami)

Reseña de «After Dark» (Haruki Murakami)

Es la primera novela que leo del escritor japonés y desde luego no me ha dejado indiferente. Caracterizado por su existencialismo y las constantes referencias al jazz y a la cultura japonesa -especie de Julio Cortázar actual, más ameno quizás- sus novelas buscan que el lector las desenrede. Él nos ofrece un nudo como trama que debemos desentrañar, para, a veces, encontrar que los hilos no llevan a ninguna parte.

After Dark nos cuenta la historia de una joven de 19 años de nombre Mari que, por causas que a lo largo de la novela se conocen, deambula en mitad de la noche de Tokyo. Un barrio que de día parece una cosa pero que de noche se convierte en otra completamente distinta. La novela, sin contar gran cosa, con una narrativa difusa, abre varios caminos que desembocan en puntos distintos. Mari es el punto central que va dejando aberturas a lo largo de sus encuentros con distintos personajes. Aquí podéis encontrar SPOILERS, así que leed con cuidado:

-La relación entre Mari y Takahasi, un joven que conocía a la hermana de Mari, Eri, joven muy atractiva, contraposición completa de Mari.

-Un accidente con una prostituta de origen chino que ocurre en un love-hotel del centro regentado por la ex-luchadora Kaoru -el personaje más logrado y afable sin duda-, al cual se ve obligada a ir Mari por su conocimiento del mandarín.

-La vida nocturna de Shirakawa, agresor de la prostituta china y padre de familia que está siendo buscado por la mafia que dirige la prostitución en la zona.

-El problema de Eri. Desde hace unos meses su vida se centra en dormir. No se relaciona con nadie de su familia y no se sabe a ciencia cierta qué le ocurre. Su noche se desarrolla de forma onírica para el lector.

Estas son las cuatro grandes tramas del libro, las cuales se enlazan mínimamente a lo largo de la trama. Siendo un libro relativamente corto su lectura es sencilla y amena, además de que el tiempo que transcurre es una noche, noche en la que sucede todo lo narrado. La mayoría de las tramas no tienen conclusión, se quedan en el aire. La relación entre Mari y Takahasi se queda en ciernes debido a un viaje de esta a China. Nunca sabremos qué le ha ocurrido a la joven prostituta china, la cual ha sido recogida por un joven de la triada. Shirakawa consigue llegar a su casa sin ser atrapado por la mafia, pero sabemos que le buscan y no pararán hasta encontrarse, etc. Así todas las historias acaban de forma inconclusa, dejando al lector la oportunidad de rellenar los huecos que se nos ofrecen.

Del estilo de la novela llama mucho la atención lo cinematográfico de la misma. La cámara forma parte de la novela como un punto de vista esencial. El autor nos va desplanzando con la cámara, que sobrevuela el cielo de Tokyo, por los distintos personajes y por ende las distintas tramas. Nos movemos por los espacios como se movería el director de una película, especificándose tal cual en la obra:

No se distingue su rostro. En estos momentos, la cámara o bien lo capta de espaldas, o bien le enfoca otras partes del cuerpo.

Una camara que enlaza muy bien con la figura del narrador omnisciente que todo lo ve -pero que en este caso no todo lo sabe-. Los misterios, parte de la gracia de los finales abiertos, son un hecho en la novela. No conocemos datos importantes de los personajes, se deja entrever ciertas cosas pero jamás se aclara del todo la información. Uno de los momentos más crípticos por ello de la novela será el de la razón de por qué Eri duerme. Y sobre todo, por qué Eri despierta en mitad de una habitación -se asemeja a una oficina, igual que la de Shirakawa– vacía, a la cual ha llegado a través de una imagen de un hombre enmascarado que ha aparecido en la televisión de su cuarto. Sin duda esconde un significado profundo, tanto que quizás el lector es incapaz de llegar a él.

Ahí estaría quizás uno de los puntos negativos que observo en la novela, la falta de datos / información concluyentes. Siempre está bien que el misterio sea una guía para dar al lector algo para pensar, pero que nada se resuelva puede ser un poco imcómodo para el lector. Sobre todo cuando una trama muy interesante -y que prometía-, como es la de Eri y ese visitante nocturno, queda completamente sin resolver. No se dan ni retazos de la razón de por qué esto ha sucedido, ni de quién es el desconocido que presuntamente la ha raptado por unos minutos.

Por lo demás la novela al parecer está dentro de su estilo habitual de escritura. Referencias habituales al jazz y a música actual japonesa, un existencialismo japonés muy bien encarnado en personajes jóvenes que no ven un futuro claro y deciden abandonar sus sueños por objetivos más terrenales y posibles… Murakami, pese a su edad, comprende muy bien las preocupaciones y particularidades de los jóvenes japoneses.

No es una novela que quiera contar mucho, sino que quiere hacer pensar mucho. Embelesa y es de fácil lectura. Según la crítica no es ni mucho menos de lo mejor de Murakami, y recomiendan iniciarse a él con otros libros. Pero según mi experiencia, y lo que ha resultado en mi interior, es que este libro me ha dado ganas de leerme otros de él. 7’8/10

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Tened miedo… Mucho miedo: Leyendas urbanas de terror (Jan Harold Brunvand)

Tened miedo… Mucho miedo: Leyendas urbanas de terror (Jan Harold Brunvand)

Miedo no vais a pasar, es una especie de gancho comercial para atraer lectores. Pero aún así merece la pena leérselo pues es una vista general de cómo ha ido desarrollándose a través del tiempo el fenómeno de las leyendas urbanas de terror. Quizás debería haberse titulado «Leyendas urbanas de terror a lo largo de la historia», pero claro, como título y como vende libros deja mucho que desear.

Pero empecemos por el principio. Jan Harold Brunvand es un profesor emérito de la universidad de Utah experto en folclore, dentro del cual decidió centrarse en el interesante mundo de las leyendas urbanas de terror. Casi toda la totalidad de su obra se introduce dentro de ese fenómeno, así como esta obra que ahora nos ocupa, Tened miedo… Mucho miedo: Leyendas urbanas de terror. En su interior podremos encontrar el desarrollo de las leyendas urbanas desde el siglo XVIII hasta nuestro siglo actual, así como una pequeña aclaración del autor al principio de cada capítulo. Los capítulos están separados según la temática que siguen las leyendas urbanas, a la vez que más o menos intentan seguir un orden cronológico ascendente hacia nuestro siglo.

Se pueden encontrar leyendas urbanas desconocidas para el lector hasta el momento, aunque sí es cierto que gran parte de las terroríficas historias ya son muy conocidas para el lector actual. Al finalizar el libro da la sensación de que más de la mitad de las leyendas urbanas ya nos sonaban de antes y que lo que realmente hemos hecho es leer versiones ligeramente distintas a las que ya conocíamos. Historias como Bloody Mary, El gancho El autoestopista están introducidas varias veces pero cambiando ligeramente su narratividad para parecer distintas. Puede parecer tedioso pero esto nos confirma, como bien dice el autor, que las leyendas urbanas son algo procedente de muchos años atrás que, simplemente por el azar y ciertos individuos que permanecen en el anonimato, vuelven a cobrar importancia pasados los suficientes años como para que una parte de la población las haya olvidado. Es como un ente vivo que espera lo suficiente para saber con seguridad que vuelve a dar miedo a los incautos que escuchen con atención lo que tienen que decir.

También se explica con precisión que detectar si una leyenda urbana lo es suele resultar bastante fácil. Las reglas a seguir para asegurarse de que una historia es una invención son las siguientes:

  • La fuente es un amigo de un amigo (o alguien lejano para quien lo cuenta).
  • La anécdota va acompañada de la afirmación de que es verdad.
  • La historia incluye una advertencia.
  • Tiene un giro al final.
  • En la moraleja, una persona paga sus pecados.

Tal vez a día de hoy son reglas fácilmente evitables por las nuevas leyendas urbanas de terror -llamémosles creepypastas o de otra forma-, pero la base siempre ha sido la misma. Casi cualquier leyenda urbana que surja a día de hoy tiene su base en todas aquellas que asentaron, por así decirlo, el género. Y este libro es un gran ejemplo para todo ello; prácticamente todo está escrito ya, pero no por ello dejan de ser efectivas.

Otra parte muy interesante del libro es cuando el autor afirma que la verdad no puede ser impedimento para una buena historia. Muchas veces hemos visto cómo mitos se nos han derrumbado al descubrir que eran mentira. Y la gracia de muchas leyendas urbanas es que han permanecido entre nosotros como fieles representaciones de la realidad, y por eso las tememos. La mentira es una fiel aliada de la leyenda urbana, y debe seguir siendo así si queremos seguir disfrutando de ellas. No obstante en el mundo actual, donde Internet dicta la dirección de todas estas realidades se ha visto que la mentira no siempre es la clave de todo, pues aunque sabemos que ciertas historias son falsas no por ello disfrutamos menos de ellas.

Por último -esta reseña es corta pues no dejan de ser tiradas de leyendas urbanas seguidas las unas de las otras, no puedo comentar mucho más por desgracia- os dejo la que más gracia me ha hecho:

(Sacada de http://manoquemecelacuna.blogspot.com.es)

En la década de los 60, existió en USA un matrimonio que acababa de tener hacia poquito tiempo un bebe, iban muy cansados ya que los que tengáis hijos, sabéis que demandas tienen los recién nacidos.

Pero un día, el marido le propuso a la mujer salir a cenar juntos de noche para volver a sentirse pareja de nuevo ya que el bebe era un poquito mayor. Pese a las reticencias de la mujer decidieron consultar a los vecinos por alguna canguro que fuera fiable, ya que era la primera noche que salían y no querían dejar a su pequeño hijo con cualquiera.

Casi todos le recomendaron a la misma canguro, por lo que quedaron con ella a la hora convenida en su casa. Dispusieron todo en la misma y dejaron anotado el teléfono del restaurante por si surgía algún imprevisto.

Cuando la chica apareció, a la madre no le dio mucha fiabilidad su aspecto ya que pese a que era una rubia muy guapa, su aspecto hippy de la época hacia que no acabase de fiarse de ella para dejar a su pequeño hijo.

Las dudas se disiparon cuando vio su buen hacer al darle la cena al pequeño y también, ayudó mucho su marido, que tenia ganas de estar a solas con ella como los viejos tiempos, así que decidieron irse a cenar sin la mas mínima preocupación.

Durante la cena, la madre y sus cosas de primeriza, hicieron que a la hora del postre fuese a telefonear a su casa para comprobar como iba todo ya que quedaba poco para volver a casa. La canguro cogió el teléfono con voz adormilada y dijo que efectivamente, la noche se había desarrollado bien y que el niño estaba en la cuna y el asado en el horno.

La mujer al colgar pensó ¿asado? ¿que asado si yo estoy cenando fuera? sintiendo un palpito horrible, la mujer pidió a su marido que solicitase la cuenta y se fueran a casa, ya que sin saber por que, estaba empezando a sentir un miedo atroz.

Cuando llegaron a su casa, era evidente el olor a cigarrillo aliñado que se había fumado la canguro y a parte, ella a toda prisa guardó algo en sus bolsillos.Tenia las pupilas dilatadas y la mirada un poco perdida, hablaba balbuceando diciendo que el asado ya casi estaba listo.

La madre subió corriendo a la habitación del pequeño y lo que vio en la cuna, la heló la sangre: lo que estaba acostado y perfectamente arropado era uno de los peluches del niño. En ese momento, el horno comenzó a pitar anunciando el final de la cocción y siguiendo su terrible presentimiento fue a mirar.

Dentro del horno, estaba completamente asado su pequeño.

Estados Unidos y su caza de brujas de hippies. Me encanta. ¿El libro? Le doy un 7’5 por la repetición de historias pero una decente nota por ser un ejemplo muy bueno de cómo han ido evolucionando las historias. Lo recomiendo si os interesa el tema.

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(Imagen sacada de https://thoughtcatalog.com)

Reseña de «El valle de los caballos» (Jean Marie Auel)

Reseña de «El valle de los caballos» (Jean Marie Auel)

Debería haber reseñado el anterior libro de esta saga, «El clan del oso cavernario», sin duda el más famoso de todos ellos, pero como me lo leí antes de empezar a reseñar los libros que me voy leyendo, he decidido empezar todo con este que nos ocupa ahora, «El valle de los caballos», continuación del anterior y segundo libro de la saga «Los hijos de la tierra» de la escritora estadounidense Jean Marie Auel. Como siempre en esta reseña es muy probable la existencia de SPOILERS, por lo que recomiendo que se abstengan de leerla todos aquellos interesados en introducirse a esta saga de libros.

El Resumen de la obra es el siguiente. «El valle de los caballos» comienza justo cuando finaliza el anterior libro; Ayla, la protagonista homo-sapiens que se crió con un clan de neandertales, ha sido expulsada del clan por venganza de Broud, el hijo de Brun, antiguo jefe que ha declarado a su hijo como nuevo jefe. Perdiendo a su retoño en el proceso Ayla es obligada a vagar por los territorios del norte en busca de los Otros, nombre que reciben los homo-sapiens por parte de los neandertales. En esta búsqueda sin fin Ayla descubre una caverna en un valle, denominado de los caballos por la existencia en gran número de estos, y decide estacionarse allí hasta proseguir la búsqueda de sus congéneres. Varias son las causas que hacen que la joven permanezca allí por varios años (la domesticación de un caballo y un león cavernario son algunas de ellas). A la vez que Ayla descubre esta caverna una joven pareja de hermanos, Thonolan y Jondalar, inician un viaje desde muy lejano siguiendo un gran río. En una serie de diversas aventuras y tras miles de kilómetros recorridos -y tras varias estancias en distintos poblados-, Thonolan muere a manos del león domesticado de Ayla –Bebé-, quedando Jondalar malherido y siendo salvado en un encuentro totalmente fortuito con la joven protagonista. Esta se lo lleva a su caverna y cuida allí de él, creándose poco a poco un vínculo muy fuerte entre ambos jóvenes. Al final de la novela Jondalar y Ayla se encuentran con gente de los Mamutoi, poblado humano, significando esto el reencuentro pleno de Ayla con su verdadera especie.

Una de las características más sobresalientes de esta saga es la extrema verosimilitud de todo lo narrado. Jean Marie es un experta en La Edad de Hielo y en la vida de los seres humanos de la época. Todo este conocimiento lo expresa a la perfección en lo narrado en el libro. Modos de caza, medicina arcaica -con descripciones puntillosas de las plantas y hierbas que forman parte en los procesos de curación-,paisajes característicos de la época junto a su flora y fauna, la sociedad de los poblados, las relaciones humanas, etc. Jean Marie crea una descripciones que nos sumergen del todo en un mundo que su maestría hace que cobre vida. Esto también incide de forma negativa en el libro, pues el ritmo es bastante lento, llegando a veces a ser tedioso pues el lector ve que la trama no avanza. Podemos leernos la mitad del libro y ver que no se avanza nada en la trama y que todo sigue igual que al principio. No obstante esto no molesta demasiado ya que por otra parte estamos observando constantemente la creación de un mundo con vida propia.

La maestría de Jean Marie no se halla tan solo en sus profundos conocimientos de La Edad de Hielo, sino que su calidad como escritora es indudable:

Zelandoni tiene razón – pensó -. Si los hijos de la Tierra llegan a olvidar quién les da el sustento, podemos despertar algún día para descubrir que no tenemos hogar.

O también se puede ver en este pasaje:

(…) y su tocón era una cicatriz viva en las sombras  de la tierra enmudecida del bosque.

Esta calidad a la hora de las descripciones y de la emisión de sentimientos genera unos personajes muy bien dibujados con los que pronto el lector crea un vínculo muy especial. Sabemos cuándo un personaje va a sentirse de una manera u otra nada más ocurrir las acciones; les conocemos muy bien. Esta maestría también puede verse en las escenas más sensuales del libro. La novela tiene constantes referencias al sexo -como es normal- pues el mundo arcaico era un mundo donde el sexo formaba parte de la sociedad visible, como el comer. Sus habitantes no tenían miedo alguno de realizar el sexo y darse placer mutuo en cualquier situación. Por ello las descripciones en los pasajes sexuales son increíbles. Pocas veces he disfrutado tanto de sexo narrado. La importancia del sexo se ve muy bien reflejada en este libro.

Si tengo que hacer una comparación con su predecesor diría que me ha gustado más, pero pese a pertenecer a una misma saga de libros son dos novelas bastante distintas. Esta segunda parte a mi parecer pierde en credibilidad -a continuación hablaré de ello- pero gana en narratividad. El anterior libro se asemejaba más a un documental escrito, la vida de un clan de neandertales en el cual se ha colado una homo-sapiens, que a una novela histórica, género en el que se enmarca «Los hijos de la tierra». En esta novela ocurren infinidad de cosas más que en la anterior pese a su lentitud narrativa, y se agradece. Este libro se siente más novela y por ello atrae más al posible lector. Se crea en ciertos pasajes suspense y expectación, algo que se echa de menos a veces en «El clan del oso cavernario».

En cuanto a lo de la credibilidad creo que se pierde por varias razones. Las conversaciones se sienten demasiado fluidas y superfluas en los homo sapiens. Estoy de acuerdo con que pese a su arcaísmo estas personas sentían y padecían de lo mismo que nosotros, pero ciertas bromas y conversaciones me parecen demasiado actuales como para encajar del todo bien en un ambiente así. La doma de caballos puede encajarme en una época así, quizás existió tan temprano, pero no me encaja la domesticación de un terrible león cavernario, y mucho menos la doma y monta del mismo, algo que sí ocurre en la novela. Tampoco me parece muy realista que una yegua y un león convivan plácidamente en la misma caverna. Pero pese a estos puntos menos realistas la obra conserva un influjo muy verosímil en todo lo demás; los veo realmente como métodos de crear una narrativa y mundos más entretenidos.

Quizás la otra pega que encontré en el libro es muy específica, pero que me dejó extrañado. Pese a que el viaje de los dos hermanos se narra con cuidado y pausa en el principio de la novela, el encuentro entre estos y Ayla, además del viaje -les separan miles de kilómetros todavía- creo que la autora quiere hacerlo demasiado deprisa. Se nota mucha diferencia entre lo pausado de la primera parte de la novela -descripción de paisajes, gentes, animales- frente a lo raudo en el encuentro fortuito de los protagonistas. Era necesario, pero muy rápido. Además, aunque no es una pega, cada capítulo alterna los puntos de vista de los hermanos y Ayla, y desde muy pronto se sabe que el destino final de ellos es juntarse en algún punto de la novela, algo que resta expectación al libro.

Recomiendo mucho esta saga, pero no os voy a engañar; es dura. Aunque te enganches a los libros y leas a diario varias horas cuesta leérselos. Son libros que sobrepasan las 600 páginas, además de tener una letra pequeña. Pero merece la pena y mucho. 8/10

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Conversaciones con mi madre

Conversaciones con mi madre

Estas son una serie de conversaciones en las que me veo obligado a participar estando en casa. Mi madre, esa persona tan especial en mi vida pero que también tanto me desesperara en mi día a día.

CONVERSACIÓN 1

-¡Samuel! -Grita mi madre desde el otro extremo del piso.

-¡Qué! – Grito yo porque siempre me hace lo mismo.

-Mierda («que todo lo quieres saber» complementa en ocasiones) – Dice ella, porque siempre caigo.

Y así una y otra y otra vez.

 

CONVERSACIÓN 2

-Mamá, ¿me queda bien esta camiseta?

-Madre mía, si no cabes. Vamos a tener que quitar la puerta para que puedas entrar a casa.

-Gracias mamá.

 

CONVERSACIÓN 3

-Mamá, ¿qué hay de comer?

-Camuños.

-A ver, y eso qué es -ya sé la respuesta-.

-Cojones como mis puños.

 

Y muchas muchas más…

Recuerdos

Recuerdos

A veces nos vienen a la mente recuerdos tan tontos que no sabes ni por qué están ahí. Pero forman parte de tu infancia de una forma tan fuerte que sería estúpido querer dejar de recordarlos -e iluso por otra parte, nosotros no elegimos eso-. Hoy me ha venido a la mente el recuerdo de cómo mi padre preparaba el «choricillo al infierno». En mi frágil mente era todo un acontecimiento, comparado al más grande de los sucesos de la historia. Me he acordado de cómo me lo decía -seguro que para él tan solo sería una comida más de nuestra carta semanal- y cómo yo lo interpretaba como un auténtico regalo. También me acuerdo del plato de barro que utilizaba para ello, que para mí era como ancestral y nada más podía preparse sobre él. El momento que más me embelesaba era el de rociar el chorizo de alcohol y ver a mi padre con el mechero encendiéndolo y convertir en el proceso al chorizo en un montón de llamas. Me parecía hasta imposible que algo pudiera cocinarse así, ardiendo en llamas. Pero lo hacía. Y nunca reconocí que el sabor me parecía demasiado fuerte para mi paladar todavía infantil, pero lo devoraba como con pasión porque era mi padre el que lo había preparado.

Recuerdos así me hacen sentirme vivo.