Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

Ocurrirá

Ocurrirá

Iremos a veranear a La Antártida porque hará algo de fresco. Los árboles se habrán levantado de sus raíces y migrarán a otros planetas. Eran una especie de extensión cancerígena de ellos, infectada fatalmente cuando llegaron. Estaban esperando pacientes a que algo bueno sucediese, pero se cansaron y finalmente se marcharon. Los pájaros pequeños así lo hicieron con ellos, mientras que los grandes les dirigían en su gran viaje. Los mamíferos se agarraron los que pudieron, se inmolaron los que tuvieron suerte, perecieron los más. En los zoológicos tan solo quedarán árboles exóticos que aburrían por su cantidad a las gentes pasadas:

-¿Mamá, ese árbol qué es?

-Un olivo hijo. Dicen que las gentes pasadas sacaban una extraña bebida del interior de su fruto.

-¿Fruto?, ¿qué es eso mamá?

-No lo sé hijo, eso es lo que dicen las habladurías…

La odisea quedó para nosotros desde luego.

Y nadie en Logroño se siente extranjero

Y nadie en Logroño se siente extranjero

Y nadie en Logroño se siente extranjero, mientras sea San Mateo, claro. Todos bienvenidos el resto del año, desde luego. No somos de los que amenazamos a pequeños negocios regentados por extranjeros. Es su culpa ser de tez morena, desde luego:

Vaya a ser que las manzanas sean manzanas bombas y las granadas sean las explosivas de verdad. Menudo favor le hacemos a la liberación de extranjeros de nuestro territorio patrio. Ah, también exportamos la violencia a otros lugares, pero cuando ocurre, la ocultamos y la tapamos poniendo la excusa de que son enfermos mentales, no nazis. Solo estoy loco pero cuando veo extranjeros, a los nacionales no les pasa nada:

Y claro, los colectivos neonazis, fascistas o de extrema-derecha son tan solo reuniones de gente patriota que apoya el deporte como forma de entrenemimiento:

que Nueva Época Logroño no era una organización de extrema derecha, sino que era una entidad con fines deportivos y que respeta todas las culturas e ideologías, aunque se siente patriota español.

Y por eso uno de sus deportes favoritos es impedir que chavales y chavalas, pobres en gran parte, de nuevo de tez morena por otra, accedan a estudios gracias a la solidaridad ajena. Un pequeño mercado solidario que recogía material escolar, dirigido especialmente para familias pobres e inmigrantes, fue atacado por encapuchados que ostentaban símbolos de nazis y fascistas, en el año 2012:

(Haced click en la imagen para entrar en la noticia)

En otro orden de cosas, también es un lugar donde son capaces de hacer sentir extranjeros a personas nacidas en esta misma Tierra. Por ejemplo, se deja descansar en paz a los muertos, como en el ejemplo de buen gusto y entendimiento que dieron en La Barranca.

Resultado de imagen de La barranca Logroño pintadas(Click en la imagen para entrar en la noticia)

Y esto sin buscar con demasiado ahínco y tirando del recuerdo, porque estoy seguro de que habrá más casos. Muchos de ellos me los sé porque me los han contado, pero al no encontrar noticias prefiero utilizar los que hayan recogido los medios. Desde luego que los hay homófobos y de otro tipo de odio, pero solo me he centrado casi en exclusiva en los ataques racistas. Esto teniendo en cuenta que Logroño es una ciudad pequeña, con poco más de 150.ooo habitantes. Además de que en otros pueblos de La Rioja, especialmente en Calahorra, ha habido casos semejantes. Por suerte los mismos no suelen ser tan numerosos como para preocuparse -demasiado-, pero ocurren, y algunos de ellos son bastante recientes. Gritar a los cuatro vientos «y nadie en Logroño se siente extranjero» es precioso, una frase con mucha intención, pero que en ocasiones, se queda en eso, en mera intención.

Material utilizado:

http://www.larioja.com/20120822/local/nuestras-comarcas/rioja-asamblea-estudiantes-logrono-201208221100.html

http://www.elconfidencialdigital.com/opinion/la_guinda_y_la_guindilla/la_guindilla/responsables-republicanos-enterrados-cementerio-Barranca_0_2692530733.html

http://www.larioja.com/logrono/201604/14/pintadas-nazis-barranca-20160414124029.html

http://www.larioja.com/20130509/local/region/rioja-serie-asociaciones-alertan-201305091809.html

http://www.lavanguardia.com/sucesos/20140928/54415498474/punaladas-con-dolor-xenofobo.html

http://www.lavanguardia.com/local/lleida/20170302/42474585040/juicio-apunalador-perdon-victimas.html

http://www.lavanguardia.com/local/lleida/20170329/421288899657/el-joven-apunalo-cinco-personas-lleida-condenado-33-anos-internamiento.html

http://www.rioja2.com/n-112902-2-una-mezquita-de-logrono-entre-las-que-han-sufrido-agresiones-islamofobas/

Mis fuegos artificiales

Mis fuegos artificiales

Ayer viendo los fuegos artificiales me vinieron a la mente recuerdos de cuando los iba a ver junto a mis padres. Tonterías infantiles, sueños imposibles donde yo era el dios que preparaba y ejecutaba todo ese despligue de color y sonido. Me da vergüenza hasta decirlo, pero supongo que no tengo nada de lo que avergonzarme, pues todos habremos creado esos juegos cuando éramos pequeños. Desde niño siempre he sido muy fan del videojuego «Half Life». Me pasaba horas y horas tanto jugando como observando atentamente a mi hermano hacerlo. Cuando estaba con mis padres viendo los fuegos artificiales, me montaba la historia de que los extraterrestres que aparecen en ese juego en cuestión querían conquistar la tierra, pero yo y una resistencia nos dedicábamos a preparar una defensa. Esa defensa eran los fuegos artificiales, que destrozaban todos los intentos de los seres malvados por conquistarnos. Pero claro, no queríamos que todas las personas ajenas a la resistencia se asustaran con la llegada de los alienígenas, por lo que optábamos por decorar ese fuego de artillería y convertirlos en fuegos artificiales. Funcionaba. Y recuerdo con mucho cariño como me lo creía todo de bien. Era un director de orquesta. No me lo imaginaba, sino que ocurría en ese mismo instante en directo. Yo de verdad estaba defendiendo a los débiles habitantes de La Tierra de esa amenaza exterior. Y me sentía grande, gigante, con la capacidad de un dios. Capaz de parar cualquier cosa que se me pasara por delante. Son tesoros de la infancia que con el paso de los años desaparecen a fuerza de madurar…

El incendio del «Station»

El incendio del «Station»

Antes de nada, por favor, escuchad esta canción:

Hoy estoy malito así que no os voy a dar demasiado la chapa. Normalmente me gusta ver vídeos relacionados con tragedias que fueron grabadas en vivo -sí, tengo esa afición, y sé que otros cuantos también-. Pues en una de estas, hace poco me topé con un vídeo que no había visto todavía. Se trata del vídeo del incendio acontecido en la sala de conciertos «The Station», ocurrido el 20 de febrero de 2003. Los problemas fueron varios: no se respetó el aforo de la sala, no había ninguna instalación anti-incendios, el material para aislar del sonido era inflamable… Una serie de fallos y condiciones que conllevaron una gran tragedia. La banda, fundada en el año 1977, con algún que otro éxito a finales de los años 80s y principios de los 90s, tocaba esa fatídica noche. A lo largo de la gira, el tour manager de la banda, Daniel Biechele, preparaba unos tímidos artículos pirotécnicos para iniciar el concierto. En este caso, observando las características del local, era algo prohíbido por la ley, pero hizo caso omiso. La banda, claro está, desconocía de esta prohibición, así como todos los asistentes en la sala. Cuando el concierto iba a iniciarse la banda comenzó a tocar los primeros acordes de la canción «Desert Moon» -la cual os he puesto al inicio de la entrada-, a la vez que los pequeños fuegos artificiales se encendían. Sin ponerme demasiado técnico, parte de la pared estaba cubierta con uretano, una sustancia altamente inflamable. Eso se incremento con la madera, material del que estaba construido gran parte de la sala de conciertos. Las bengalas estaban situadas en una posición idónea para que sus chispas chocaran contra la pared, y esto sucedió (puede ser un vídeo algo fuerte para algunas personas):

100 personas murieron aquella noche. 230 resultaron heridas -algunas de ellas gravemente-. 130 personas consiguieron escapar sin sufrir daño alguno. Llama la atención lo rápido que el fuego se propaga. Esto es debido al material inflamable del local y todos los fallos que he comentado anteriormente. ¿Sabéis lo más curioso de todo? Ese cámara que lo graba todo estaba allí para realizar un vídeo acerca de seguridad en discotecas. Escribo toda esta información -que fácilmente podéis leer de forma más extensa en Wikipedia-, para enseñaros una cosa y hacer una pequeña reflexión.

Para la canción «Desert Moon» existe un videoclip. Videoclip oficial lanzado por la banda muchos años antes que fue puesto en bastantes ocasiones en canales musicales tan importantes como MTV. El vídeo en cuestión es el siguiente, prestad mucha atención:

¿Os llama algo la atención? Prácticamente no hay ninguna escena del videoclip que no contenga fuego en su interior. No digo que sea una premonición, no soy tan tonto, pero es una triste coincidencia. Esto me hizo pensar que a lo mejor ciertas personas creyeron que, las etapas iniciales del incendio, se trataban de algún tipo de show relacionado con la canción, pues en el videoclip no deja de salir fuego en todas partes.

Tragedias curiosas que da la vida…

Apología del referéndum

Apología del referéndum

Apología del referendum, apología de la democracía, apología de la libertad, apología del derecho a disfrutar de una vivienda digna. Eso no, se nos ha colado. Mencionamos la constitución, pero solo los artículos que más nos interesan. Como no hablan el resto de artículos seguro que pasan desapercibidos. Están los derechos, y LOS DERECHOS. Los muertos de hambre no hacen llorar a la constitución, la separación de España sí. Nuestra diosa, una palabrería escrita hace tantos años que la gran mayoría todavía no estaba presente. Dignos obedientes de un fantasma. Callamos, censuramos y detenemos ciudadanos en pos de defender la democracia. Hay que detener impresoras por la libertad de la democracia. Pobres árboles que sirvan a tal disparate. Detengamos a todos ellos, quizás no quede ninguno para votar. Lo otro es un disparate, pero este es nuestro disparate, y español.

 

Reseña de «Faranheit 451» (Ray Bradbury)

Reseña de «Faranheit 451» (Ray Bradbury)

Como en todas las reseñas aviso de los posibles spoilers que puedan aparecer en ella. Dicho esto.

De entre las tres grandes distopías del siglo XX, que incluirían a Un mundo feliz de Aldous Huxley, 1984 de George Orwell y, esta que ahora me encuentro reseñando, Faranheit 451 de Ray Bradbury, ya tengo un top 3 bastante bien forjado. Para mi sorpresa, la novela que pensaba que menos me iba a convencer, Faranheit 451, se ha colocado en segundo lugar muy cerca a 1984. Un mundo feliz, no sé por qué, pese a parecerme una gran novela, no termina de convencerme. Pero en esta reseña estoy hablando de una novela en exclusiva:

Posiblemente, de entre todas las distopias que he podido leer, Faranheit 451 es la que nos acerca a un mundo desastroso de forma más valida y realista. Que nos llenen de un placer irrisorio -soma- me parece incluso demasiado bonito, que un régimen fascista consiga mantenernos controlados gracias al Gran Hermano, poco original, ya ha ocurrido y ocurre en algunos países, pero que sea la propia cultura la que desfallezca, convirtiéndose en un producto carente de sentido -con todo lo que ha significado a lo largo de nuestra historia- es simplemente magistral. Somos nosotros mismos, con los avances tecnológicos y la obsesión con la falsa oportunidad -asegurar una y otra vez que todos somos iguales, malinterpretando esto con que todos merecemos las mismas oportunidades, que a mi parecer sí las merecemos, otra cosa es que unos puedan aprovecharlas mejor que otros-, crear una sociedad completamente vacía, sin preocupaciones. Una sociedad totalmente enferma, donde el índice de suicidios es inmenso, pero unos suicidios que sus actores desconocen el motivo. Se sienten tristes pero no llegan a saber por qué. Somos nosotros con nuestra prisa por hacer todo de forma más rápida gracias a la tecnología los que simplificamos el mundo a paredes, especie de televisión en la novela, donde unos extraños, sin dejar de hablar, no nos dicen nada. La gente ha olvidado cómo eran las estrellas, ¿qué necesidad tienen de mirarlas si el observarlas no suplen una necesidad inmediata? Comer, dormir, y de vez en cuando, el placer que ellos dicen que es el adecuado.

Es un mundo como el actual, o que al menos se le asemeja en gran parte, y eso me encanta. Parece que la peor distopia podría ser perfectamente el mundo en el que vivimos plácidamente. Casas totalmente informatizadas, donde en los medios de comunicación se transmite contenido carente de significado, palabras sueltas que tan solo buscan entretener. Cada vez menos palabras (Twitter, redes sociales), más imágenes (Instagram), se desea que todo cale en las personas rápidamente, con imágenes y contenido sensacionalista, pero no que las personas reflexionen, porque claro, reflexionar precisa de conocer, aunque sea en escasa cantidad, el mundo que nos rodea, y en la novela, de forma muy inteligente, el autor nos indica que conocer lo que nos rodea es conocer la miseria que nos rodea, y esa sociedad distópica ha optado por mantener fuera de la reflexión a sus habitantes, haciéndoles con ello, falsamente, felices.

El final es muy inteligente. Personas con profesiones tan curiossas como la de antiguos profesores, editores, escritores, que no se arriesgan a mantenerse en las sombras en la ciudad y huyen, decidiendo convertir sus mentes en bibliotecas móviles. Se saben de memoria libros, y quieren sobrevivir a la guerra porque saben que ese conocimiento que guardan dentro, en algún momento, posiblemente el de la miseria, llenará de esperanzas a los que alguna vez denostaron la cultura. Saben que no son peligrosos para el gobierno de la ciudad; no tienen libros que les recriminen, ellos son los libros. Al final el protagonista, sin querer, descubre que en su interior descansan plácidamente todas las palabras, una por una, de un libro de la Biblia, y comprende la maestria, pero eso sí, también la paciencia, que requiere el plan de esos curiosos vagabundos que le auxilian en su huida apoteósica de la ciudad -que ejemplifica muy bien esa sociedad-.

¡Claro! ¿Por qué no lo habían hecho antes? ¿Por qué, en todos los años, no habían intentado aquel juego? ¡Todos arriba, todos afuera! ¡No podía pasar inadvertido! ¡El único hombre que corría solitario por la ciudad, el único hombre que ponía s us piernas a prueba!
—¡A la cuenta de diez! ¡Uno! ¡Dos!
Montag sintió que la ciudad se levantaba.
—¡Tres!
Montag sintió que la ciudad se dirigía hacia sus millares de puertas.
¡Aprisa! ¡Una pierna, la otra!
—¡Cuatro!
La gente atravesaba sus recibidores.
—¡Cinco!
Montag sintió todas las manos en los pomos de las puertas. El olor del río era fresco y semejante a una lluvia sólida. La garganta de Montag ardía y sus ojos estaban resecos por el viento que producía el correr. Chilló como si el grito pudiera impulsarle adelante, hacerle recorrer el último centenar de metros.
—¡Seis, siete, ocho!
Los pomos giraron en cinco millares de puertas.
—¡Nueve!
 Montag se alejó de la última fila de casas, por una pendiente que conducía a la negra y móvil superficie del río.
—¡Diez!
Las puertas se abrieron

En cuanto a las conversaciones y las reflexiones de los personajes, no pueden ser mejores. De todas ellas me quedo con la conversación del protagonista con el jefe de bomberos, Betty, completamente excepcional. Es para leerla una y otra vez. La voz del autor sobresale de la de los propios personajes, y se nota. Los personajes están extremadamente bien dibujados, posiblemente uno de los libros en los que mejor los he visto caracterizados. No hay una conversación baladí, incluso aquellas correspondientes a los personajes más reaccionarios y poco pensantes indican lo vacio de sus cerebros. Aquí un extracto de la conversación que menciono más arriba:

Los clásicos reducidos a una emisión radiofónica de quince minutos. Después, vueltos a reducir para llenar una lectura de dos minutos. Por fin, convertidos en diez o doce líneas en un diccionario. Claro está, exagero. Los diccionarios únicamente servían para buscar referencias. Pero eran muchos los que sólo sabían de Hamlet (estoy seguro de que conocerás el título, Montag. Es probable que, para usted, sólo constituya una especie de rumor, Mrs. Montag), sólo sabían, como digo, de Hamlet lo que había en una condensación de una página en un libro que afirmaba: Ahora, podrá leer por fin todos los clásicos. Manténgase al mismo nivel que sus vecinos. ¿Te das cuenta? Salir de la guardería infantil para ir a la Universidad y regresar a la guardería. Ésta ha sido la for mación intelectual durante los últimos cinco siglos o más.

Hay unas cuantas ideas interesantes que llaman a leer más y más el libro: bomberos que preparan incendios, que han dado la vuelta al completo a su función original. Por lo tanto vemos la aparición de mangueras que lanzan fuego o coches de bombero en forma de salamandra, que más que tranquilizar a la población la aterrorizan. De héroes salvadores a destructores de vidas. Es también interesante ver como Bradbury fue capaz de vislumbrar la vida de el siglo XXI a mediados de los años 50. Si bien su década comenzaba a gustar de lo vano y tonto, ve muy bien como la tecnología supera al ser humano. Habitaciones aisladas del exterior, insonorizadas, que debido a los medios de transporte, son un tumulto de ruido y movimiento. Salones donde las televisiones se han convertido en las paredes y donde los programas de televisión enseñan muertes, series de ficción de relaciones sociales y noticieros que apenas informan.

También, a mi parecer hay cosas menos interesantes, que no llamaré fallos porque sería demasiado atrevido: el perro mecánico me pareció un poco fuera de lugar, incluso algo infantil. Está bien la idea de algo mecanizado ayudando a las fuerzas del orden; es algo que siempre hemos pensado que ocurrirá en el futuro. Pero esta forma, un perro robot, me parece demasiado de cine B. Bradbury intenta rodearlo de una atmósfera terrorífica y a mí no me termina de convencer. Me imaginaba otro tipo de ser mecánico ayudando a los bomberos, como pudiera ser un androide o algo semejante. También he visto el personaje de Clarisse bastante desaprovechado. A fin de cuentas, esta pequeña adolescente es una de las que abre los ojos del todo a Guy Montag, el protagonista, y con sus frases se gana al lector. Una especie de adolescente sabia que conoce todas las fragilidades de la sociedad. Y parece que es algo que tampoco le gustó al propio autor, ya que afirmó que el cambio en la película de 1966, por el cual la joven acababa sobreviviendo, le gustó más que el final que tuvo la joven en la novela -atropellada por un automóvil hacia mitad de la misma-.

Una de las grandes novelas de la literatura universal, que creo, tiene su fama bien merecida. Una lectura obligada para toda aquella persona que le guste leer calidad. No demasiado extenso, bien medidos los ritmos, que te hace pensar, y sobre todo, te hace ver lo fácil que es engañarnos. Un libro prácticamente perfecto.

9.5/10