Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

Reflexiones desde mi escritorio

Reflexiones desde mi escritorio

Solo tengo quince minutos para escribir algo, mira que es triste. Aunque sé que más valen estos quince minutos que las horas de estudio. Descanso escribiendo. Más ha valido mirar cómo las nubes esquivaban Logroño que el estudio. Me duelen los ojos por el estudio. Y el dedo. Pero eso no sé de qué cojones es. Tiene gracia porque seguro que del derecho. Quizás envidia tanta letra y el pobre quiere escribir y no tanto agarrar un libro. Sé que debería haber empezado antes, mucho antes, quizás meses, pero en realidad estoy tranquilo. A lo mejor Robert Johnson y yo somos hermanos de pacto. Él genio del blues y yo artista de lo irrelevante. Estoy seguro de que en el cruce de caminos yo me di un golpe contra la pared infernal y pedí cualquier tontería, como siempre. Tengo mucha experiencia en golpearme en la cabeza y luego no saber nada.

Soy un burgués del dolor. Quiero sentirlo en cada centímetro de mi cuerpo aunque luego reniegue de él, anhelo acumular dolor, que seguro luego puedo aprovecharlo.

Eso es mentira, no os creáis. Pero por no poner que estoy harto de mil dolores insignificantes me hago el poeta y me quedo más tranquilo.

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