Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

Ritmos de tinta

Ritmos de tinta

Tarde o temprano la intensidad iba a acabar conmigo. La luz de la pluma me indicaba el camino a recorrer, como una luciérnaga en apuros. Yo intentaba dejarla atrás, ir cada vez más rápido, con la intención de que el río de tinta anegara mis ideas o impulsase sus alas.

Al final, al mirar a través del rojo, tan solo me quedaba la opción de agarrarme a la luciérnaga y flotar juntos en la intensidad. 

¿Era necesario todo esto? Las hojas se movían a merced de las letras, pero ninguna decía gran cosa. Lo más probable es que todos abandonemos el rumbo y dejemos el ritmo como timonel. 

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