Ritmos de tinta
Tarde o temprano la intensidad iba a acabar conmigo. La luz de la pluma me indicaba el camino a recorrer, como una luciérnaga en apuros. Yo intentaba dejarla atrás, ir cada vez más rápido, con la intención de que el río de tinta anegara mis ideas o impulsase sus alas.
Al final, al mirar a través del rojo, tan solo me quedaba la opción de agarrarme a la luciérnaga y flotar juntos en la intensidad.
¿Era necesario todo esto? Las hojas se movían a merced de las letras, pero ninguna decía gran cosa. Lo más probable es que todos abandonemos el rumbo y dejemos el ritmo como timonel.