Reseña de «Hojas de Hierba» (Walt Whitman)
Es un poemario que me ha costado muchísimo terminar. Es la tercera vez que me he animado a leerlo, y por fin lo he conseguido hacer entero. Las otras dos ocasiones siempre lo he dejado hacia la mitad. El problema reside en que con la poesía tengo la manía de intentar leerla siempre en su versión original (en este caso una edición bilingüe), ya que con las traducciones se pierden demasiados matices. Si bien la escritura de Whitman no es tan complicada como la de alguno de sus congéneres, la extensión de algunos de sus poemas, en especial Canto a mí mismo, es casi excesiva, por lo que cuesta mucho mantener una lectura rutinaria y atenta, por lo que uno hacia la mitad de dicho poema se desespera y lo deja, al menos desde mi punto de vista, con un nivel normalito en inglés.
El punto fuerte de esta colección de poemas, que se fue agrandando a lo largo de toda la vida del poeta, es el poema épico antes mencionado, Canto a mí mismo, que es, quizás junto a ¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! uno de sus poemas más representativos. Es un canto al todo, a la gran inmensidad de la existencia que nos rodea. «Miriadas» de realidades como dice en más de una ocasión en dicho poema. No cuenta una historia, sino que las cuenta todas. Walt Whitman se dedica a hacer un recorrido por todas las imágenes típicas de la América de aquella época, yendo desde el labriego más insignificante hasta lo pomposo que rodea a las altas esferas. La guerra, la joven junto al mar y el muerto dentro de la tumba; todas las imágenes poéticas caben en este poema. De un cerdo a la amalgama de estrellas que se ven en el firmamento. Es algo que hace de forma excepcional; cuando afirma que él está en todos, así lo es, pues en un solo poema parece que de verdad abarca el total de la existencia. Para esta misión casi imposible se sirve de un léxico muy rico y variado, con extranjerismo procedente de otros idiomas, como el español -la palabra negro puede verse a lo largo de toda su extensión-.
The negro holds firmly the reins of his four horses, the block swags
underneath on its tied-over chain,
El negro sujeta con firmeza las riendas de sus cuatro
caballos . . . el bloque se vence por bajo sobre su
cadena tensada.
También es un canto a la democracia, de la cual se encontraba enamorado el autor. La democracia vista como el orgullo personal. Nadie debe sentirse avergonzado de lo que es, pues en todo lo inmenso del mundo, servirá para algo. Somos como somos y tenemos todo el derecho del mundo de seguir siéndolo:
Soy de los viejos y de los jóvenes, de los necios tantocomo de los sabios,indiferente a los demás, atento siempre a los demás.
Se observa una egolatría del poeta en sus poemas, sobre todo esto, indicándolo muy bien el propio título. Él lo abarca todo. Pero es una egolatría, aunque parezca absurdo, benevolente y llena de preocupación por los demás. ¿Por qué? Porque él es todo a la vez que todos somos todos. Tú eres él como él es tú; esa egolatría nos abarca. Él lo es todo. Se trata de una especie de chamán que todo lo sabe. El responsable del mundo.
Y sé que soy robusto y sano,
hacia mí fluyen perpetuamente los objetos convergentes
del universo.
A lo largo del poema también se advierte su gusto por lo sexual. A este autor se le conoce por su auto celebrada libertad sexual. Homosexual para algunos, bisexual para otros, plasmaba sus vivencias sexuales con hombres y mujeres en sus escritos, y «Canto a mí mismo» es un buen ejemplo de ello.
Por mis protuberancias vitales, me estoy convirtiendo en uncreador,
penetrando aquí y ahora en la emboscada de las sombras
No obstante en otros poemas se crea una duda en el lector, pues ese gusto por lo masculino desaparece, para dejar poemas propios de un poeta orgulloso de su hombría, gustoso en exclusiva del sexo femenino. Personalmente creo que era una persona con bastantes contradicciones, y las mismas podían verse en sus poemas.
En cuanto al resto de poemas hay otros que también merecen la pena ser comentados.
–La cuna que se mece eternamente. Un poema sobre una experiencia personal del poeta, donde en una playa y de pequeño, observó a dos gaviotas separarse. El macho cantaba y cantaba al mar y a la existencia para que su enamorada volviese, pero esto no fue así. Un poema lleno de ternura que, según admite el poeta, le hizo descubrir su propia voz interna, voz que jamás se separaría desde ese día de la soledad y la muerte que acechan. Quizás el poema más tierno y bonito de esta colección, en lo personal, mi favorito, incluso por encima de Canto a mí mismo.
Silbando meledioso, no como el pájaro ni como mi corazón de niño sacado del sueño,
sino acercándose a mí como para una confidencia y susurrando a mis pies,
trepando desde allá poco a poco hasta mis oídos y bañándome dulcemente por completo,
muerte, muerte, muerte, muerte, muerte.
Otro poema intereante es el final de la colección que he conseguido, ¡Adiós, mi fantasía!
Pareciera un poema de despedida, donde el autor agradece a su inmensa imaginación y fantasía el haberle acompañado siempre en todos estos años. No sé si será uno de sus últimos poemas, desconozco ese dato, pero por la intención del mismo podría ser así. Amargo, asumiendo el final, pero agradecido por la vida que ha podido llevar.
Por último comentar el poema La última vez que florecieron las lilas en el jardín, introducido en un poemario dedicado según piensa la crítica al fallecido Abraham Lincoln. Para Whitman Lincoln se trataba del mayor representante de la democracia. En él se encontraban las raíces de la democracia, y mientras existiera Lincoln, existiría la misma. Tras el asesinato del célebre presidente de los Estados Unidos Whitman no tiene otro remedio que intentar crear un bello poema para el que fue, según él, una de las personas más bellas que jamás existieron. También es un canto a la muerte, uno de los grandes temas del autor pese a ser un auténtico enamorado de la vida. Hombre fuerte y de carácter impasible, admitía que tenía miedo a no vivir.
Poemario complicado pero gratificante a la hora de leer. Un poeta situado por encima de todo, que me recuerda, por hacer comparaciones, a Altazor de Vicente Huidobro, (gracias María por la comparación) aunque con las diferencias lógicas por la distancia en el tiempo, idioma y movimientos literarios. Si se controla el inglés a un nivel alto, uno se puede atrever a leerlo en su versión original, pero en lo personal recomiendo una buena edición bilingüe para comprenderlo al completo. La mía forma parte de la «Antología bilingüe» de Alianza editorial, y me ha parecido más que decente. Espero que os sirva de algo esta reseña.