Me meto un tiro,
¡Pum!
El eco suena,
¡Pum!
O quizás es el corazón,
¡Pum!
Que todavía sueña.

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Reseña de «After Dark» (Haruki Murakami)

Reseña de «After Dark» (Haruki Murakami)

Es la primera novela que leo del escritor japonés y desde luego no me ha dejado indiferente. Caracterizado por su existencialismo y las constantes referencias al jazz y a la cultura japonesa -especie de Julio Cortázar actual, más ameno quizás- sus novelas buscan que el lector las desenrede. Él nos ofrece un nudo como trama que debemos desentrañar, para, a veces, encontrar que los hilos no llevan a ninguna parte.

After Dark nos cuenta la historia de una joven de 19 años de nombre Mari que, por causas que a lo largo de la novela se conocen, deambula en mitad de la noche de Tokyo. Un barrio que de día parece una cosa pero que de noche se convierte en otra completamente distinta. La novela, sin contar gran cosa, con una narrativa difusa, abre varios caminos que desembocan en puntos distintos. Mari es el punto central que va dejando aberturas a lo largo de sus encuentros con distintos personajes. Aquí podéis encontrar SPOILERS, así que leed con cuidado:

-La relación entre Mari y Takahasi, un joven que conocía a la hermana de Mari, Eri, joven muy atractiva, contraposición completa de Mari.

-Un accidente con una prostituta de origen chino que ocurre en un love-hotel del centro regentado por la ex-luchadora Kaoru -el personaje más logrado y afable sin duda-, al cual se ve obligada a ir Mari por su conocimiento del mandarín.

-La vida nocturna de Shirakawa, agresor de la prostituta china y padre de familia que está siendo buscado por la mafia que dirige la prostitución en la zona.

-El problema de Eri. Desde hace unos meses su vida se centra en dormir. No se relaciona con nadie de su familia y no se sabe a ciencia cierta qué le ocurre. Su noche se desarrolla de forma onírica para el lector.

Estas son las cuatro grandes tramas del libro, las cuales se enlazan mínimamente a lo largo de la trama. Siendo un libro relativamente corto su lectura es sencilla y amena, además de que el tiempo que transcurre es una noche, noche en la que sucede todo lo narrado. La mayoría de las tramas no tienen conclusión, se quedan en el aire. La relación entre Mari y Takahasi se queda en ciernes debido a un viaje de esta a China. Nunca sabremos qué le ha ocurrido a la joven prostituta china, la cual ha sido recogida por un joven de la triada. Shirakawa consigue llegar a su casa sin ser atrapado por la mafia, pero sabemos que le buscan y no pararán hasta encontrarse, etc. Así todas las historias acaban de forma inconclusa, dejando al lector la oportunidad de rellenar los huecos que se nos ofrecen.

Del estilo de la novela llama mucho la atención lo cinematográfico de la misma. La cámara forma parte de la novela como un punto de vista esencial. El autor nos va desplanzando con la cámara, que sobrevuela el cielo de Tokyo, por los distintos personajes y por ende las distintas tramas. Nos movemos por los espacios como se movería el director de una película, especificándose tal cual en la obra:

No se distingue su rostro. En estos momentos, la cámara o bien lo capta de espaldas, o bien le enfoca otras partes del cuerpo.

Una camara que enlaza muy bien con la figura del narrador omnisciente que todo lo ve -pero que en este caso no todo lo sabe-. Los misterios, parte de la gracia de los finales abiertos, son un hecho en la novela. No conocemos datos importantes de los personajes, se deja entrever ciertas cosas pero jamás se aclara del todo la información. Uno de los momentos más crípticos por ello de la novela será el de la razón de por qué Eri duerme. Y sobre todo, por qué Eri despierta en mitad de una habitación -se asemeja a una oficina, igual que la de Shirakawa– vacía, a la cual ha llegado a través de una imagen de un hombre enmascarado que ha aparecido en la televisión de su cuarto. Sin duda esconde un significado profundo, tanto que quizás el lector es incapaz de llegar a él.

Ahí estaría quizás uno de los puntos negativos que observo en la novela, la falta de datos / información concluyentes. Siempre está bien que el misterio sea una guía para dar al lector algo para pensar, pero que nada se resuelva puede ser un poco imcómodo para el lector. Sobre todo cuando una trama muy interesante -y que prometía-, como es la de Eri y ese visitante nocturno, queda completamente sin resolver. No se dan ni retazos de la razón de por qué esto ha sucedido, ni de quién es el desconocido que presuntamente la ha raptado por unos minutos.

Por lo demás la novela al parecer está dentro de su estilo habitual de escritura. Referencias habituales al jazz y a música actual japonesa, un existencialismo japonés muy bien encarnado en personajes jóvenes que no ven un futuro claro y deciden abandonar sus sueños por objetivos más terrenales y posibles… Murakami, pese a su edad, comprende muy bien las preocupaciones y particularidades de los jóvenes japoneses.

No es una novela que quiera contar mucho, sino que quiere hacer pensar mucho. Embelesa y es de fácil lectura. Según la crítica no es ni mucho menos de lo mejor de Murakami, y recomiendan iniciarse a él con otros libros. Pero según mi experiencia, y lo que ha resultado en mi interior, es que este libro me ha dado ganas de leerme otros de él. 7’8/10

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