Ritmos de tinta
Tarde o temprano la intensidad iba a acabar conmigo. La luz de la pluma me indicaba el camino a recorrer, como una luciérnaga en apuros. Yo intentaba dejarla atrás, ir cada vez más rápido, con la intención de que el río de tinta anegara mis ideas o impulsase sus alas.
Al final, al mirar a través del rojo, tan solo me quedaba la opción de agarrarme a la luciérnaga y flotar juntos en la intensidad.
¿Era necesario todo esto? Las hojas se movían a merced de las letras, pero ninguna decía gran cosa. Lo más probable es que todos abandonemos el rumbo y dejemos el ritmo como timonel.
El banco que lo vio todo
«Viene como la marea»
Viaje de ida y vuelta a Madrid
Cataratas de coche*
Murmullos de voz,
Vivir no se puede aquí.
Maja desnuda,
Te prefiero sin ropa,
Nunca te tapen.
Giro la vista,
Mi reflejo en el cielo
Viaje de vuelta.
Hay movimiento,
La ciudad que no duerme,
Todo tiene fin.
Y de repente
Vi puntos blancos,
Es el progreso.
Dale a una antigua mente enferma un poco de modernidad y su locura nos parecerá transgresora.
Samuel Cerdera García