La salud mental es un tema muy delicado del cual hay que hablar con mucho cuidado. Cada persona es un mundo y sus dolencias solo quien lo sufre y los expertos que las tratan son capaces de saber lo duras que pueden llegar a ser. Hablar a la ligera sobre su sufrimiento y lo que tienen que soportar a diario no es lo mejor que se puede hacer, PERO, tengo que decir esto acerca de las redes sociales.
No, no voy a hablar de esas personas que se creen bipolares por estar expuestas a cambios de humor frecuentes -da la casualidad de que suelen ser adolescentes, y el cambio de humor en esa etapa es muy común-. Ni a los que afirman ser psicópatas, cuando por definición la mitad de todos nosotros podríamos serlo sin tener ninguna consecuencia grave. No, hablaré de esas personas que seguramente hayan padecido o tengan alguna enfermedad mental… Y fardan de ello.
Comprendo perfectamente que las personas que hayan sufrido alguna enfermedad mental no tengan miedo de ocultarlo, que se sientan orgullosas por haber superado ese trance. Pero por lo que no paso es por el hecho de que algunos se cuelguen medallas por su trastorno, como si se tratara de algo beneficioso para ellos. Vaya, que no soporto que por haber sufrido -o sufrir- un trastorno mental inmediatamente te conviertas en un cretino o cretina. El pasarlo mal no te da derecho a sobreponerte a los que te rodean. Ellos creen que es su marca de distinción, aquello que les eleva sobre los demás. Hablan de ese trastorno como con superioridad, creen que por tenerlo son diferentes, y eso les encanta. No les puedes juzgar por nada porque claro, padecen tal enfermedad, y hacerlo sería comportarse de una forma cruel hacia ellos. Da igual que lo que les digas no tenga nada que ver con su enfermedad, siempre la sacarán al frente. Y además esa chulería que muestran respecto a su enfermedad es exactamente una copia calcada que la de otras circunstancias; asumir que uno es el que peor lo ha pasado de todos los presentes. «Qué sabrá ese, si solo tiene una depresión», y cosas por el estilo. Supongo que forma parte de esa moda de ser borde. Lo borde es guay. El ser borde es un indicativo de personalidad dentro de las redes sociales en los últimos años, y supongo que esto también se extiende a las personas que tristemente padecen de algún trastorno mental. Y esto no es todo lo malo. El daño va dirigido a todas esas personas que no pueden sobreponerse a sus enfermedades, que viven castigadas a diario sin ser capaces de levantar cabeza. Que esos otros se comporten así es una verdadera falta de respeto por los que necesitan ayuda urgentemente.
Insisto, esto es algo con lo que me he encontrado varias veces en las redes sociales, donde todo se exagera demasiado y parece que los tontos tienen vía libre. Donde todo es aparentar y se quiere destacar de cualquier manera. Sé que en la vida real, es decir, en la calle, las cosas no son así. No quiero que por culpa de cuatro personas idiotas aquellos y aquellas que sufren de verdad sean vistos de mala manera. Las putas redes sociales, a veces sirven para tanto… Y otras…